Enrique Castillo, natural de Alzira, se plantó en Edimburgo, capital escocesa, en 2014, con su titulo de Maestro de Primaria de la Universidad Católica de València. Consiguió un puesto de trabajo en un colegio público gracias a su dominio perfecto del inglés y a su especial vocación y entrega a la pedagogía más avanzada. Llevaba con él el amor a la pilota valenciana, como miembro del club de Alzira, donde destacaba como un buen jugador de raspall. Conoció este deporte gracias a Daniel Martos, profesor universitario enamorado del Joc de Pilota.Y en Escocia descubrió un juego de pelota a mano, que ellos denominan Fives y que se parece a nuestro juego de Frares, tan similar al Manito argentino, al Handball de cuatro paredes irlandés y al frontón valenciano. Los pelotaris británicos dominan la técnica de los golpes de la pilota valenciana, incluidos los rebotes. Reino Unido, a través de Inglaterra participa en los campeonatos internacionales que organiza la CIJB y destaca de una manera especial en la modalidad de One Wall pues posee jugadores de primer nivel.
Enrique Castillo participa en el Internacional de Escocia desde hace algunos años. Se trata de la competición más prestigiosa que se organiza en el más prestigioso de los colegios escoceses: Fettes College, el mismo en el que estudio el que fuera primer ministro británico Tony Blair. Este pasado fin de semana el pelotari nacido y formado en Alzira consiguió el titulo de parejas en unión del británico Oscar Mcyntire. Un logro que buscaba en 2018, en el que alcanzó las semifinales y en 2019. Ahora, tras la pandemia y el regreso a la normalidad puede por fin levantar el trofeo más prestigioso pues se disputa desde 1950.
Castillo ha conseguido un puesto entre la èlite de la especialidad, organizada por la RFVA, la institución que estructura este deporte en todo el Reino Unido: «la cultura deportiva entre el mundo anglosajón y latino es muy diferente. Aquí no hay burocracias, se trata de jugar y competir libremente pero tienen un gran respeto a sus competiciones tradicionales. En nuestro Caledonian Club nos juntamos a comer y jugar, no hay estructuras jerárquicas, todo es sencillo dentro del compromiso con la tradición…».
Enrique Castillo puede convertirse en un enlace que una a la pilota valenciana con la escocesa, que acerque a dos pueblos de acusada identidad a través del deporte. «Antes de la pandemia teníamos programado un intercambio entre los clubes de Alzira y el Caledonian Club. Ahora que todo parece volver a la normalidad, lo retomaremos. Que los jóvenes valencianos conozcan el juego de Fives y los escoceses la pilota valenciana». Un campeón que además de levantar orgulloso su trofeo, piensa en la promoción de los valores intrínsecos al Juego de Pelota.
