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Tonino

LA SECCIÓN

Tonino Guitian

La verdad os hará espías

Lo siento, Jorge Javier, no hay más que un medio para defenderse de la opinión pública: sufrirla. Si te ven con una mujer elegante, especularán con que eres un explotador de mujeres; si vas con tu mujer, eres un cornudo; con un amigo, un invertido; si vas solo, un onanista. Esto es así en los primeros comentarios de apartamento de playa y lo seguirá siendo cuando TikTok llegue a la luna. Habladurías son la carta de presentación de nuestros semejantes, también porque nadie dice la verdad si no le va a beneficiar, así que sospechas y maledicencias reinan en nuestros salones.

El problema es cuando la opinión pública ya no reacciona a ningún estímulo. Se le hizo cosquillas con una pluma, ahora es necesario un lanzallamas de realidad para que un poro de la piel del espectador se erice. Demasiada información no real convierte a las personas en reaccionarios mudos que ya no esperan que los problemas se ordenen y cobren sentido. Por eso vivir en este caos no puede inducir en todos más que a un deseo general de orden.

Conocí un hombre ultra conservador que cuando fue nombrado embajador de España en Moscú proclamó: «¡Por fin, un país de orden!» Estaba harto del desorden de México, Marruecos, Reino Unido, Canadá y Suecia, países donde estuvo dizque castigado por la izquierda.

Un país donde los políticos se espían unos a otros mientras nadie entiende nada, es de risa. Si la tonta idea «desnazificar Ucrania» ha servido para crear un vuelco en la historia de Europa, nosotros deberíamos «destransparentar España». Igual que existen grupos neonazis que no entrañan una nazificación de ninguno de los dos países (de las Fuerzas Armadas ucranianas sí, porque en la Guardia Nacional los metieron como fuerzas especiales, que es cuando menos de muy mal gusto) en España existen grupos parapolíticos, dentro de nuestros partidos políticos y sustentados con dinero público, que dedican su tiempo a mantener relaciones en el extranjero en busca de ayudas y aliados, lanzar infundios en los tribunales y meter troyanos en los teléfonos. No sé en qué calificativo político cabrían estas actividades destructivas, pero se me quedan cortos y vacíos de contenido los paralelismos con el filólogo y orador Goebbels. Y los neonazis, además de personajes de un rodaje cinematográfico antiguo, hoy se parecen mucho más a Putin que a Hitler, aunque también.

El poder inventó la transparencia a través de portales como antes inventara la propaganda o la censura. Hoy, podemos solicitar información sobre nuestra administración a través de ingenios informáticos. Y hacerlo «en ejercicio del derecho de acceso a la información pública y las resoluciones denegatorias del derecho de acceso, previamente anonimizadas», es decir, con mucha mandanga funcionarial cuyo esoterismo opaco precede a nuestro desinterés.

Desde Platón, la tradición había enseñado a nuestros padres la existencia de un mundo inteligible, poblado de ideas puras, donde la belleza era el más alto ideal de la sociedad. La opinión pública quería belleza. Las grandes obras para la manifestación del poder se hacían en oro, mármol, plata, bronce, sobre una tela de lino o en la mística pared de cal de un convento. Hoy se realizan sobre cualquier material innoble y popular. En el arte, la modernidad sustituyó la belleza por el sentido, empezando por lo abstracto. En la política, cambió el diálogo por la traición, que es el reverso de los pactos invisibles. Somos nosotros los que tenemos que buscar los significados de todo, porque todo funciona en forma de puzzle o de jeroglífico. Que el estado espíe a sus adversarios es legal, pero el juez ordena el secreto del caso de las escuchas. Es algo extraordinario que la justicia admita que es mejor que no sepamos qué hace legalmente el gobierno ni qué frases buscó en las conversaciones que no pudiera extraer de una manera más civilizada.

A mí me parece bien que se espíe a los políticos, pero que se haga un espionaje de sus teléfonos, correos y conversaciones privadas a todos los partidos, para que podamos enterarnos de lo que realmente quiere sacar cada uno de todo esto.

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