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Martí

Valencianeando

Joan Carles Martí

Las heridas de 'The Valencian'

El debate sobre Ciutat Vella, la fachada marítima o la relación con la huerta sigue mientras las figuraciones ya dan para una exposición

Valencianeando Laura Peña Merino

Rambleta inaugurará el jueves una exposición organizada por Alianza por la Solidaridad que reflexiona sobre las heridas de los barrios.

Solo el urbanismo cura las heridas de las ciudades. Los arquitectos son los cirujanos de la metrópoli. València presenta cortes, arañazos, rozaduras y llagas por doquier. Desde los cientos de solares de Ciutat Vella a su irresoluble relación con la mar, pasando por sus periferias saturadas y su congestionado tráfico rodado. L’Example se salva porque Francisco Javier Goerlich, el hijo del último cónsul del Imperio Austrohúngaro, metió la mano. Hubo que esperar muchos años para que otro arquitecto de nivel, Ricardo Bofill, diseñe el parque del antiguo cauce del Turia, la última buena intervención urbana del siglo pasado. Testigo que coge Santiago Calatrava para la futurista Ciutat de les Arts. Nadie está pensado ahora como cicatrizar las heridas abiertas, así está The Valencian llena de figuraciones, propuestas, grafitis y arte urbano, en la mayoría de los casos, como una copia vulgar de las portadas de The New Yorker. Las ocurrencias se multiplicarán los próximos meses por el calendario electoral, pero sigue sin haber una autoridad reconocida que ponga coto a tanta atrevida inconsciencia.

Competición de ideas.

No conozco a nadie que convoque un concurso para decidir a que hospital llevar a un familiar enfermo. Si aceptamos el símil para la ciudad, el gobierno municipal debería saber a qué despachos de urbanistas llamar, en vez de convocar una subasta para decidir propuestas claves. Porque además de ser una iniciativa pusilánime, al final los que deciden el proyecto ganador son los que más saben de clientelismo, una condición que nunca casa bien con el buen urbanismo. Persiste la tríada de asignaturas pendientes: Ciutat Vella, la conexión con la franja marítima y la protección de la huerta.

Conexión huertana.

La preservación del paisaje agrícola más pegado a la ciudad es un debate que sale de los límites municipales porque afecta a todo el territorio del antiguo Consell Metropolità de l’Horta y del que además deben participar las organizaciones agrarias. Las opciones dogmáticas tipo ‘salvem’ no sirven. Tampoco conozco a nadie que desee volver a vivir en una barraca sin luz ni agua, porque el progreso va unido al urbanismo bien entendido. Cada día que pasa hay menos tierra labrada y más renuncias individuales. Como siempre, el potencial paisajístico del entorno de València es más apreciado por los forasteros. Parece que no existe ni el temido concurso para conectar las zonas de huerta con los grandes jardines urbanos, y eso que cada día las personas que salen a pasear aumentan. Hacer los 10.000 pasos siempre por zona verde desde cualquier punto de València debería ser la gran ocupación de todos los ediles.

Nou Mestalla.

Casi me olvidaba de la otra vergüenza aplazada, el estadio de Corts Valencianes. Ahora que algunos concejales se ponen la camiseta del Valencia CF aprovechando la ola buena, me gustarían que antes hicieran propósito de enmienda y obligaran a Aurelio Martínez a pedir perdón por engañar al valencianismo. Así, en las próximas protestas contra Peter Lim, Martínez podría asistir junto a los concejales de la parte minoritaria de la decadencia ‘rialtera’.

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