Que la movilidad sostenible es el futuro, cuando no el presente, es una obviedad. Que el peatón debe ganar espacio en nuestras ciudades es una prioridad y que el ciudadano merece alternativas para que todo esto se consiga es una obligación.

Rediseñar Colón, repensar la movilidad

El problema en la ciudad de Valencia es que nada de esto ocurre.

La movilidad sostenible se ha convertido en una proclama lanzada desde los despachos de la izquierda que tiene más de postureo que de realidad. Si no, que le pregunten a los miles de usuarios de la EMT que suplican por un mejor servicio.

El peatón habrá ganado espacio en esas maquetas que tanto le gustan enseñar al gobierno de Compromís y del PSPV, pero después, en la vida real, el ciudadano va esquivando como puede bicis, y patinetes en zonas, supuestamente, peatonales. Si no, que le pregunten a la Federación de Vecinos qué piensa sobre la seguridad del peatón en la Plaza del Ayuntamiento.

Y si hablamos de alternativas al transporte privado, simplemente no sabría qué decir. Compromís y PSOE han convertido la movilidad sostenible en movilidad punitiva. Testimonio de ello pueden dar los vecinos y trabajadores de Ciutat Vella que están machacados a multas por ir a sus casas, a su trabajo o al colegio. También pueden preguntar a los miles de vecinos que buscan desesperadamente un sitio para aparcar sin tener que pagar el sablazo de la ORA.

Ninguna alternativa para ellos, ni mejor transporte público ni parkings disuasorios ni un poco de empatía por parte del gobierno municipal. Nada.

La movilidad no debe ser sólo sostenible, también debe ser segura, cómoda, accesible y dialogada. Y de esto en Valencia vemos poco.

Estos días la calle Colón ha vuelto a estar de actualidad por una auditoría que detecta riesgos de accidente en 5 de los 7 tramos analizados.

Hay una inseguridad manifiesta para peatones, sobre todo, para personas con movilidad reducida y personas mayores que no han ganado ni un centímetro de espacio y sí un montón de obstáculos.

Hay una inseguridad manifiesta para ciclistas que no tienen una señalización adecuada.

Y hay una inseguridad manifiesta para motocicletas y vehículos que deben de realizar cruces y giros imposibles.

La pregunta es: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Pues a base de caprichos e imposiciones de quien hoy dirige esta ciudad.

El cambio de la calle Colón se hizo con nocturnidad y alevosía. En plena pandemia y sin el consenso de vecinos y comerciantes. De aquellos polvos, estos lodos.

Rediseñar la calle Colón es un compromiso del Partido Popular, porque la queremos segura y accesible para todos.

Revertir la movilidad insegura, punitiva y hostil de Compromís y PSOE, es una prioridad para el Partido Popular.

Nosotros apostamos por una movilidad sostenible, pero real. La que se basa en un buen transporte público, bien conectado, con parkings disuasorios y lanzaderas.

Queremos que el peatón gane espacio, pero de verdad. La izquierda ha cambiado dos veces la calle Colón y en ninguna de las dos ha ampliado las aceras. Y ojo a la reforma de Pérez Galdós. Se avecina un galimatías de elevada peligrosidad para el viandante.

Y, por último, queremos que la movilidad no sea un conflicto social. Que aparcar no sea una misión imposible en esta ciudad. Y para eso hay que dialogar, consensuar y basarse en los técnicos y no en los caprichos ideológicos del gobernante de turno.

Un gobierno responsable no debería estar haciendo caja con la movilidad, como está pasando en la actualidad con la APR de Ciutat Vella y la ORA (más de 81.000 multas con una recaudación estimada de más de 4 millones). Hay que rediseñar y repensar la movilidad de Valencia para hacerla más segura, más cómoda y más accesible para el ciudadano.