Finalmente, el Comité Permanente de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos (SCoPAFF) de la Comisión Europea ha aprobado la propuesta de Reglamento que obliga a la aplicación del tratamiento en frío a las naranjas procedentes de terceros países en los que se ha detectado la presencia de ‘Thaumatotibia leucotreta’. Lo ha hecho con cierto dramatismo y con giros inesperados de guion, como la retirada inesperada de la votación de la propuesta del Orden de Día de la reunión anterior que mantuvo el ScoPAFF, cuando todo el sector daba por sentado que se votaría (y aprobaría) la propuesta. En este sentido, la protesta unánime del sector citrícola y la presión ejercida por el Gobierno español fueron claves para reconducir la situación, forzar la votación y aprobar la propuesta. Estamos, pues, a la espera de la publicación del Reglamento, que entrará en vigor a los tres días de su aparición en el Diario Oficial de la UE. A partir de ese momento, deberemos contar otros 20 días para que sea de aplicación. Toda vez que el Reglamento aún no ha sido publicado y que, como es evidente, tampoco se aplicará a los barcos en tránsito, entramos en una secuencia de plazos que es clave para definir el desarrollo de la presente campaña de importación de cítricos procedentes del hemisferio sur. Atención al “efecto llamada”, especialmente a partir del momento en que el Reglamento sea publicado. No será de extrañar que nuestros colegas sudafricanos aceleren en la medida de lo posible sus envíos para aprovechar las condiciones actuales antes de que cambien. Ello puede suponer dos cosas: la primera, que nuestros servicios de inspección fronteriza sean sometidos a una sobrecarga de trabajo para garantizar la ausencia de plagas en los cargamentos recibidos. La segunda, que el incremento de la oferta desestabilice los mercados y tenga un impacto en la comercialización de las producciones comunitarias. Obviando la cuestión de la laxitud de las opciones de tratamiento ofrecidas a los exportadores de terceros países que conviven con la falsa polilla, que daría para una columna en si misma, se abre un nuevo escenario en el que tendremos que estar vigilantes ante el cumplimiento estricto de la norma, y buscar los apoyos necesarios para lograr su ampliación a otros cultivos, a otras plagas, a otros orígenes y, por qué no, su endurecimiento para que se equipare a las condiciones que nos exigen cuando somos nosotros los que exportamos.