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Martí

Carrusel de escenarios a media luna

Este verano lleva camino de ser el de más y mejores conciertos internacionales de toda la historia de la ciudad

Cuando el intelectual francés Christophe Charle afirmó que el periodismo es un cruce de caminos entre la historia social, la cultural y la política, no sabía nada del país de naltros, seguro. Los pocos que han leído aquí su Homo Historicus han plagiado tan mal que son una burda imitación de Santiago Segura cuando santifican la gestión botánica, dicho con el máximo respeto para el célebre autor de la saga de ‘Torrente, el brazo tonto de la ley’, un éxito de público, pero no de crítica. En cambio, nuestros amados líderes buscan más el buen escrito que el aplauso popular. Todo lo contrario que Alejandro Sanz, que ha triunfado en sus dos conciertos en el mejor escenario de esta orilla del Mediterráneo. Del espacio de la Ciutat de les Arts i les Ciències dijo que ««no es solo bello, sino la energía especial que desprende», y remató con un memorable «Amunt, València!». Esas dos palabras concentran el axioma que describe mejor que nada nuestro presente y futuro. Tanto que me extraña que nadie haya registrado esa marca como coalición electoral, al estilo de Forza Italia, y ahora con más motivo, pues, el inquilino del banquillo de Mestalla es Gennaro Gattuso, al que ya llamamos ‘Rino’ como si llevara toda la vida aquí haciendo pizzas y hubiera ganado tres trofeos Naranja seguidos, que es a lo máximo que puede aspirar el club de Peter Lim.

De los nuestros.

Ese «Amunt, València!» es lo que le faltó decir a la presidenta madrileña en la conferencia del otro día, aunque sin mentarlo ya enamoró a nuestros grandes empresarios. Como Isabel Díaz Ayuso dispone de los mejores asesores del momento, igual sabía que en ese selecto encuentro había pocos seguidores del Valencia CF. Esa discordancia muy pronto la entenderá Gattuso, calabrés de cuna, un antiguo territorio de la Corona de Aragón conquistado por Alfons El Magnànim. Hay que agradecer el fichaje de Rino para la próxima temporada que se avecina en Mestalla, nos lo vamos a pasar bien, porque su discurso pirotécnico va a eclipsar la larga campaña de elecciones autonómicas y municipales que anuncian un cambio de ciclo, con lo que eso supone.

A dos velas.

La capacidad de convocatoria de Alejandro Sanz, y antes del Festival de Les Arts, Fito o Simply Red, son un aperitivo para los conciertos que vienen este verano: Joan Manuel Serrat, Rosalía, Sílvia Pérez Cruz, Rigoberta Bandini, Marc Anthony, India Martínez, Camilo, Bryan Adams, Malú, Juan Luis Guerra, Maluma, Dani Martín, Juanes, Nathy Peluso, Leiva, Nicky Jam, Lola Índigo, C. Tangana, Bizarrap, Juancho Marqués, Walls, Steve Vai, Bad Gyal, Julian Marley, Maldita Nerea, Simple Minds, Residente, Cat Power, Antonia Font, Zoo, Los Planetas, Crystal Fighters, León Benavente, Los de Marras, La Oreja de Van Gogh, Stay Homas, y muchos más. Un auténtico carrusel en escenarios diferentes para todos los gustos y públicos, tanto que posiblemente es el verano con más conciertos internacionales en la historia de València, gracias a una conjunción perfecta: la salida de la pandemia -crucemos los dedos-, y la incorporación de grandes escenarios como La Marina y el estadio Ciutat de València, a los históricos de Viveros, la Plaza de Toros y la pujante Ciutat de Les Arts. Los conciertos son urbanos, y a esa programaciónúnicamente le falta la compañía de una más variada oferta nocturna. ¿Por qué donde iban luego esos amoríos furtivos a consumarse tras nacer entre las canciones pegajosas de Alejandro Sanz? Pues eso, para hacérselo mirar.

Ruego.

Atención que todavía falta el Arena de la Fonteta. Cuando esté, València seguramente será una plaza fija para las mejores giras del año. Así que habrá que ponerse las pilas, porque la economía nocturna puede ser la gran salvación de la crisis en ciernes. Solo hay que pedir, rogar, en mi caso, al gobierno municipal ‘rialtero’ que abandone de una vez esa losa inquisitorial que mantienen sobre sus cabezas a modo de boina moral. No tienen que hacer nada más, no sea cosa que lo estropeen.

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