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La sección

Tonino Guitian

La alegoría de la huerta

Lo malo de la dimisión de Mónica Oltra es que deja a medias ese esperanzador futuro de arcoíris al que casi nos habíamos acostumbrado. Tras una larguísima retahíla lisérgica de legislaturas del PP, durante cuyo impulso económico sólo un gerente se declaró abiertamente enganchado al dinero público, se abría ante nosotros la puerta que nos permitiría volver en bicicleta a un paraíso de diseño rural, multicolor y, por fin, honesto.

Contrastaba este con aquel proyecto futurista que llenaría València de Carlotas Casiraghis y Athinas Onassis montadas en corceles pura sangre, de imposibles catamaranes de Alinghi, Lamborghinis y hotelazos Koplowitzianos. Todo pagado a escote, como la Custodia de los pobres de la Catedral.

Bien dice el refrán que lo prometido es deuda. Le ha costado una década al gobierno del Botànic rescatar un agujero de 400 millones para que la Sociedad de Garantías Recíprocas de nuestra Comunitat se libre de las severas restricciones del Banco de España. Congratulémonos. Pero el dinero no lo es todo. Hay países que viven sin dinero, como hay gallinas que viven sin cabeza. Los valencianos hemos demostrado que podríamos resistir con indiferencia cualquier cataclismo, como las cucarachas: sobreviviríamos a un cataclismo nuclear, a un gobierno de VOX, a una alcaldía regida por Toni Cantó, a una directiva del Valencia CF compuesta por el grupo musical Viva la gente. Del mismo modo, hemos superado por agotamiento nuestras -no por estériles menos redundantes- guerras de religión identitaria como nos hemos hecho endémicamente inmunes al cólera.

Los sentimientos de «trabajar por València» de nuestros políticos se expresan como una especie de favor caritativo que se realiza para el ciudadano. Porque el ciudadano siempre anda perdido con el monumental lío que se llevan siempre nuestros dirigentes y sus afines. El de los políticos es un trabajo tan ideal y altruista que la caridad siempre empieza por ellos mismos. Están llenos de proyectos siempre fantásticos e innovadores, aunque los hayan heredado de legislatura en legislatura desde el desarrollismo. Y por tanto esfuerzo de estrujarse las meninges para la recogida de la basura, construyendo, podando, conduciendo metros, abriendo y cerrando puertas, nosotros estamos profundamente en deuda con ellos.

Si Blasco Ibáñez describió su época como la lucha entre los labriegos y los propietarios, ahora tendría que pintarnos peleando con nuestra deuda. Una deuda increíble, únicamente superada por las gloriosas alucinaciones de Cataluña. Pero mientras las deudas económicas y la corrupción siempre encuentran a incautos amnésicos para pagarlas, las deudas morales no. Ahí radica el error de Oltra, en pretender rescatar el bien moral cuando ya nos habíamos habituado a que nos metieran mano por todas partes sin que nadie dijera nada. Y, encima, no pudo cumplir el proyecto de las residencias populares, que es el único, ¡ay de mí!, que de verdad me concernía.

Me aparecería con gusto como musa ante Ortifus para inspirarle el dibujo de un cadáver exquisito que representara esta época irreal que ninguna coherencia puede ya sostener: llevaría los atributos de la diosa de la Ocasión y tendría piernas de Partido Popular, cuerpo de PSOE y cabeza de Oltra. En esta era de la Nova Modernor, todo es simbólico, pero carente de alegorías. Ya no hay Minervas en las universidades, ni mujeres que sostienen una balanza ante los tribunales con los ojos vendados. Ningún diseñador se atreve a crear la imagen de lo que no tiene imagen. Todo es subjetivo y cada cual lleva su verdad cosida a su egoísmo. Y así no hay manera de tener ideales comunes. Ninguna deidad podría satisfacer hoy nuestras necesidades.

¿Dónde podremos encontrar hoy los valencianos la paz del sentido común perdido? Seguramente se atesora en los placeres auríferos de las residencias. Allí, los ancianos, privados de todos los electrizantes estímulos y obligaciones con los que se nos bombardea sin piedad a diario, pueden pensar en cualquier cosa menos en resolver utopías ni absurdos.

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