El contexto macroeconómico pone sobre aviso a las startups. Hace unas semanas, una de las aceleradoras más importantes a nivel mundial, la americana YCombinator, alertaba a sus participadas de una inminente recesión económica y les prevenía para que adoptaran una serie de medidas con el fin de salvaguardar sus negocios. También, Sequoia, el gran fondo americano de capital riesgo alentaba a sus startups a blindarse para evitar la denominada “espiral de la muerte”. La incertidumbre se ha apoderado del ecosistema emprendedor. Parece que ha llegado el momento de abrocharse el cinturón.

En España venimos de un último trimestre de récords. Las rondas de inversión se han multiplicado y las valoraciones de las compañías se han disparado. Pese a todo, los avisos de nuestros homólogos americanos están provocando un efecto rebote en Europa que ya se está notando en el mercado español. La inflación, el aumento en los tipos de interés, las caídas en bolsa, la guerra y el criptoinvierno, entre otros, son algunos de los factores que amenazan la financiación y anticipan el principio del fin de la era dorada.

Por el momento, los principales inversores españoles envían un mensaje de prudencia y extienden las recomendaciones: alarga la duración de la caja (cash is the King), adelanta la ronda de financiación y, en general, reduce de costes.

De cumplirse todos los pronósticos, las startups en búsqueda de financiación van a encontrarse con inversores más exigentes que negociarán la valoración de la compañía y el importe de la inversión. La liquidez se va a reducir y la competitividad para conseguir inversión aumentará con creces. Con ello, solo los que consigan destacar, los que tengan un modelo de negocio prometedor y sepan adaptarse rápidamente alcanzarán el éxito.

Algunos de los instrumentos de financiación privada como el venture debt se postularán como una alternativa para seguir con el plan de negocio establecido. En cualquier caso, es una vía a la que no todas las startups van a poder acceder por las exigencias que conlleva. Entre ellas, la capacidad económica que este tipo de financiación exige tener para poder hacer frente al repago de la deuda.

Mientras tanto, a nivel legal, cualquier CEO deberá ser consciente de las implicaciones que pueden conllevar la toma de determinadas decisiones como, por ejemplo, la reducción de plantilla y la resolución de cualquier tipo contrato (suministros, alquileres, etc.). También, deberá prestar atención a los planes de incentivos (Phantom shares/Stock options) y, en especial, al pacto de socios y a las cláusulas de antidilución que pudiera contener. Todo ello, ante la posibilidad de conseguir nueva inversión a una valoración premoney por debajo de la fijada en la anterior ronda de financiación (down round). En este caso, las consecuencias para los fundadores pueden ser muy elevadas.

No se puede saber con exactitud si las previsiones se van a cumplir en los próximos meses. En cualquier caso, es hora de abrocharse el cinturón, hacer los deberes, ser prudentes y seguir adelante. Se avecina tormenta y hay que estar preparados.