Sin duda la C. Valenciana está siendo tractora de inversiones en España por parte de los inversores internacionales. Si en marzo conocíamos la excelente noticia de que el grupo Volkswagen anunciaba su decisión de invertir en la gigafactoría de producción de baterías de coche eléctrico en Sagunt, en junio la multinacional Ford adjudicaba a la planta de Almussafes la producción en Europa de la nueva plataforma de vehículos eléctricos.

¿Qué factores resultan diferenciadores para atraer nuevas inversiones a nuestra comunidad? Sin duda, las actuales buenas conexiones logísticas con el Puerto de València y, mucho más importantes, las futuras infraestructuras en ciernes, como la ampliación del propio Puerto y el impulso definitivo del Corredor Mediterráneo. También la llegada de fondos europeos -ayudas Perte del vehículo eléctrico- en este sector clave para nuestra comunidad, con iniciativas que reflejan que la colaboración público-privada multiplica las posibilidades de atraer proyectos estratégicos a un país y a una región.

Si a todo ello le unimos el espíritu emprendedor de nuestros empresarios para dinamizar la industrialización e impulsar la innovación y transformación tecnológica, los avances podrían ser exponenciales.

Un estudio reciente de EY Insights y IE University sobre «Las empresas familiares ante el reto de la innovación» pone de manifiesto que el factor familia es clave en la gestión de este aspecto en la empresa española. El potencial estratégico de las familias empresarias, convencidas de sus valores, su mentalidad emprendedora y su visión a largo plazo, les otorga ventaja competitiva para gestionar con éxito organizaciones en entornos cambiantes como los que vivimos.

Y es que en nuestra comunidad, el tejido empresarial está formado mayoritariamente de empresas familiares, cuya clave para la supervivencia es su gestión de la innovación. Por ello, debemos apostar por una innovación abierta y colaborativa, fortaleciendo vínculos con proveedores y potenciando mucho más la interacción con universidades y centros tecnológicos. En este aspecto, la C. Valenciana es líder en la promoción de incubadoras o en la captación de startups para la adquisición de tecnologías y el desarrollo de nuevas líneas de negocio.

Pero tenemos tareas para el nuevo curso, como acometer con decisión la transformación digital. O la de convertir la sostenibilidad y la creación de valor a largo plazo en el eje central de la estrategia empresarial, con el máximo apoyo de las instituciones públicas. Una visión a futuro implica tomar decisiones de inversión, de riesgo y de atracción y retención del talento. Es preciso que nuestra región ponga en marcha ese cóctel de atractivo inversor, pensando en generar valor en el largo plazo, donde las decisiones públicas lideren un proyecto de territorio con visión de futuro, que atraigan oportunidades en todos los sectores, como la automoción, las energías renovables, la agroalimentación, el turismo o el ocio. Ahora es el momento.