Como un estigma, la T de «Tómbola» persigue a Ximo Rovira. Aunque nadie se la marcó en la frente con un hierro candente, para los que tienen la última palabra en À Punt luce resplandeciente y no presentará «Atrapa’m si pots». Muchos de los jóvenes a los que la Corporación Valenciana de Medios de Comunicación (CVMC) quiere seducir se preguntarán qué programa tan terrible conducía el presentador para que no le dejen volver a la televisión pública. Esos que ni habían nacido cuando la tertulia rosa triunfaba en nuestro territorio y en todo el país. Las gentes de otras comunidades la veían en diferido en cadenas locales, tuvo una adaptación en México y sacudió el sector de la prensa de corazón, que ya nunca volvió a ser lo que era.

Habría sido más acertado que «Tómbola» se emitiera en una privada, obvio. Por ejemplo, en Antena 3. Como cuenta el propio Rovira, el productor Ángel Moreno rechazó la oferta de Jesús Hermida, que algo sabía de televisión. El dueño del formato prefirió a Canal 9 y ahí está en esa historia de la infamia que algunos se empeñan en crear y borrar a la vez mientras À Punt sigue luchando por consolidarse como una opción entre los valencianos.

Con Alfred Costa en la dirección, volvió «L’alqueria blanca» y con la campaña «À Punt al 9» se nos invitaba a recuperar el antiguo sitio de la extinta RTVV en el mando. Fue hace un par de años aprovechando la resintonización de canales de la TDT y buscando a aquellos espectadores ante la débil penetración de la nueva marca. Para Costa era «una oportunidad de recordar a los espectadores valencianos dónde tienen su cadena» porque digan lo que digan las leyes de creación, las sentencias y los consejos, los ciudadanos entienden que Canal 9 y À Punt son lo mismo con distinto nombre.

La decisión de no contar con Rovira pasó por una reñida votación en el Consejo Rector, 5 contra 4, división que se trasladará a les Corts después de las vacaciones porque Ciudadanos ha solicitado la comparecencia de Mar Iglesias para que dé explicaciones sobre lo que se considera un veto al presentador. La presidenta en funciones de la CMVC poco tendrá que añadir a lo manifestado a los medios: «Pese a ser un gran profesional, no es la imagen adecuada para À Punt, que busca caras nuevas y no mirar al pasado», ya que «en la memoria colectiva permanece como uno de los introductores de la telebasura».

Sin entrar en cuántas caras nuevas hay delante y detrás de las cámaras, micros y teclados de la CVMC respecto a RTVV, querer evitar un supuesto daño reputacional ha conseguido todo lo contrario, como suele pasar.