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Tamara García

ENTRE BAMBALINAS

Tamara García

El Sidi de nunca acabar

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El Sidi Saler, cada vez más cerca del derribo J.M. López

No diré que se sabía, pero se veía venir. El futuro del hotel Sidi Saler parece estar escrito. Durante años ha estado en barbecho, pero desde que el edificio se topó con el gobierno del Botànic, su demolición ha sido la única alternativa. La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de València ha descartado, una vez más, que el complejo pueda destinarse a otro uso. Y es que la concejalía de Actividades declinó la licencia por falta de actividad. Pues eso, nada nuevo. A los vecinos del Saler tampoco les pilla por sorpresa. Y eso que la asociación de vecinos de la Devesa de El Saler puso el grito en el cielo y peleó junto al Colegio de Enfermería de València para reconvertirlo en un centro de mayores.¡Lástima que ellos no puedan disfrutar de esas magníficas vistas!Un agravio, en maýusculas. Y mira que por un momento pensé que la cosa tomaba forma y que Sandra Gómez daba su brazo a torcer. Pero no, el tema removió tanto las aguas entre Compromís y el PSPV, que antes de que se armara la Marimorena, la cosa no fue a más.

Bien es cierto que está enclavado en el Parque Natural de l´Albufera y que es una aberración ambiental. Estoy de acuerdo, igual que coincido con el alcalde de València, Joan Ribó y el teniente de alcalde y concejal de Comercio y Cultura Festiva, Carlos Galiana en que «se encuentra en una zona de especial protección» y «encima de un cordón dunar», si, es así. Pero destruirlo implicaría un gran coste y por supuesto un impacto ecológico. Como bien ha advertido esta semana la concejala del PP, María José Catalá, «derribarlo generaría hasta 32.000 toneladas de bloques de escombros y de basura». Algo similar a lo que ocurrió con el Polideportivo del Saler, ese que continua siendo un erial o el obsoleto colegio Sebastián Burgos.

Por eso, después de diez años cerrado, aprovecharlo para nuestros mayores sería dar un paso al frente y dejar a un lado el Sidi de nunca acabar. No habría que hacer ninguna reclasificación urbanística y los vecinos pasearian felices y contentos. Y si no que se lo digan a Tina Turner, cuando se paseaba en bañador por la piscina del hotel.

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