La carretera CV-16 que une Castelló con l’Alcora se encuentra en obras, en el tramo entre el embalse de María Cristina y L’Alcora. ¿En qué consiste la intervención? Se trata de dar continuidad al carril bici ya existente entre Castelló y el citado embalse, con el fin de que se pueda llegar a l’Alcora pedaleando, o a pie de manera segura, dado que se segrega el tráfico a motor del tráfico no motorizado.

Esta debería ser una noticia sin mayor trascendencia en el siglo XXI, cuando las bicis ya empiezan a formar parte de nuestros paisajes, por lo que a la movilidad cotidiana se refiere. Pero hace unos días, empresarios y transportistas de la economía del azulejo y del esmalte de l’Alcora, han pedido la paralización de las obras y revertir la carretera a su estado anterior. ¿Con qué argumento? Según ellos, el carril bici se ha ejecutado reduciendo el ancho de la calzada y complicando el tráfico pesado en las rotondas; en ellas se obliga a los camiones a llevar a cabo maniobras en las que pueden invadir el carril contrario.

Dicho así, parecen fruto de un error la ejecución del carril bici, el estrechamiento de los dos carriles de circulación del tráfico a motor y el ajuste de los diámetros de las rotondas. Pero la reflexión con respecto a las demandas crecientes de carriles bici, también comporta otras consideraciones.

Pienso que una parte de la sociedad empresarial no entiende que la movilidad está cambiando aceleradamente en este complejo momento del siglo XXI, inmersos como estamos en una grave crisis climática y energética. La obra de la segregación de un carril bici y para peatones está más que justificada en este tramo de la CV-16 en el contexto que planteo en estas notas.

La movilidad del futuro por motivos laborales será la movilidad en bici. La mejor manera de acceder a l’Alcora des de los pueblos vecinos, o des de Castelló para ir a trabajar a las empresas cerámicas, es por un carril bici segregado del tráfico a motor, tal como se está ejecutando. Dejar la CV-16 como hasta ahora, implicaba una circulación de los camiones pesados, y turismos en general, muchas veces por encima del límite de velocidad. Por sus estrechos arcenes circulaban bicis y alguna que otra persona andando, dos colectivos que se jugaban la vida cada día en esta carretera. La segregación del carril bici da solución a este problema.

Pero hay más ventajas con esta obra. Al reducirse la sección de la carretera se induce de manera sutil, a los conductores de camiones y coches, a circular a menor velocidad, con el consiguiente ahorro de combustible. Y de las posibles retenciones en los momentos de salida y llegada al lugar de trabajo, o de carga y descarga de los camiones, todos sabemos que cuanto más lento es el tráfico, más fluido se vuelve. Además, probablemente, la construcción del carril bici anime a parte de los trabajadores de los polígonos de l’Alcora a ir al trabajo en bicicleta. Ahora, con las bicis eléctricas y con un carril bici seguro como el que se encuentra en obras, se pueden recorrer distancias de alrededor de 20 km para acceder al lugar de trabajo sin dificultad. Sin ese carril bici que se quiere evitar por parte de los empresarios, no se podrá dar este aumento de trabajadores accediendo a l’Alcora en bici. Y no debemos olvidar el hecho de que cuantos menos coches circulando, más fluida y menos peligrosa resulta la circulación de camiones.

Finalmente, me llama la atención que los empresarios, en su demanda de dejar la CV-16 como estaba anteriormente, hablan del peligro de que esta modificación afecte a la economía de sus empresas. Para justificarlo dan cifras de su importante aportación del PIB, tanto de la Comunidad Valenciana, como del resto de España. Por favor, ¿realmente creen que esta implementación del carril bici y la reducción de la sección de la carretera, puede afectar tanto como para llevar a un desastre económico en sus cuentas de beneficios anuales? Mi opinión es que confunden churras con merinas. Y que su capacidad para entender hacia dónde se dirige a movilidad del siglo XXI, es escasa.

Y para finalizar, creo que también deben tener en cuenta que las infraestructuras viarias son públicas y de uso universal, y que tanto derecho tienen sus camiones y coches a circular por ellas, por el camino más recto y directo, como las personas que decidieran acceder a l’Alcora andando o con sus bicicletas. Pero de manera segura y no como hasta ahora, lo que supone que pedalear o andar por esa carretera sea casi un suicidio.

Piensen y reflexionen. La crisis climática y energética va a necesitar muchas infraestructuras, como los carriles bicis, para que la sociedad pueda ir pedaleando a sus lugares de trabajo. Con ellos sus camiones, aunque más lentamente en este tramo, podrán también circular con más seguridad, sobre todo para los conductores que saben mejor que nadie que a menor velocidad, menos riesgo de accidente y más fluidez de tráfico.

Ganaremos todos: el medio ambiente, los conductores, los ciclistas, los peatones, las empresas y el paisaje. Los clientes que lleguen a l’Alcora observarán cómo la CV-16 se ha humanizado con la aparición del carril bici y la desaceleración de los vehículos a motor. Probablemente les anime a cerrar nuevos contratos. Espero tomen nota y se entreguen a una reflexión profunda sobre lo aquí comentado. Piensen que pueden ser más felices, y quizás ganen en calidad de vida tanto como en mayores ingresos económicos.

Nos vemos pedaleando por el nuevo y flamante carril bici de la CV-16, presto a ser inaugurado y a convertirse en un signo de modernidad y de mejora del medio ambiente, y de lucha contra el cambio climático. Buen día.