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Alfons Garcia

El verdadero cara a cara

El verdadero cara a cara

El presidente del Gobierno y el líder de la oposición contrapusieron ayer en el Senado diferentes ideas y soluciones sobre el futuro en un debate sosegado y sereno, de mano tendida, aceptación de la difícil situación actual (geopolítica y económica) y necesidad de un mensaje unido que tranquilice a la ciudadanía. «Yo no quiero ganar este debate, señor Feijóo», dijo Pedro Sánchez. «Necesito que lo ganemos los dos. España necesita un tiempo sin ganadores ni perdedores en la política. Superemos esta fase oscura en la que llevamos mucho tiempo. Soy el primero que asumo los errores cometidos. Le ofrezco la mano».

La respuesta del presidente del PP estuvo a la altura. «No me gusta su gobierno. No me gustan los socios con los que llegó a la Moncloa. Pero asumo la legitimidad de sus políticas», inició. «La propuesta de bajar impuestos es nuestra, pero más que eso celebro que ahora sea suya, aunque no sea igual que la nuestra, pero que al menos una parte pueda ser real y efectiva, y que pueda beneficiar a la clase media de un país que sufre un alza descontrolada de los precios», continuó.

Así fue. Núñez Feijóo consideró un error el tono de los últimos meses y pidió disculpas por algunas de las palabras gruesas vertidas contra el presidente de España en los días previos al debate. «Yo quiero ser el presidente de este país, pero sobre todo quiero que los ciudadanos de este país no lo pasen mal en un momento tan delicado. Por eso no vamos a cuestionar sus planes de ayudas a los más vulnerables ni a los colectivos más afectados por la crisis energética. ¿Se podría hacer de otra manera? Creo sinceramente que sí, pero no tengo tampoco la seguridad absoluta de que nuestro plan funcionara mejor que el que el Gobierno ha arbitrado. Sinceramente también», sentenció.

Sánchez y Feijóo estuvieron de acuerdo en la importancia ahora de defender conjuntamente infraestructuras que, como el gasoducto Midcat, puedan ayudar a paliar la sequía energética en Centroeuropa al tiempo que impulsar la posición de España en el mercado gasístico. Los líderes de los dos principales partidos también coincidieron en la urgencia de desarrollar las energías limpias sin más dilaciones para que España pueda salir reforzada de esta crisis. El mensaje de Sánchez en este aspecto fue así: «Podríamos hablar de los errores del pasado, de los impuestos al sol del PP que paralizaron la extensión de las energía renovables cuando estaban en una fase iniciática. Podríamos hablar del poder económico de la gran industria eléctrica y petrolera y su influencia sobre el ejecutivo y el legislativo. De las consecuencias que ha tenido en la última década. Pero creo que es mejor centrarnos en el futuro, en sentar las bases de un sólido y rápido crecimiento de las energías verdes, respetando las regulaciones medioambientales, todas, pero sin trabas gratuitas en un momento como este».

El esperado debate giró en torno al futuro. No hubo referencias a la memoria histórica. No hubo acusaciones cruzadas de comunistas y franquistas. No estuvieron cuestiones que bloquean la vida política española desde hace años como Cataluña o la renovación de las instituciones judiciales, pactada poco antes del inicio del cara a cara como preámbulo de una tarde de inicio de un nuevo tiempo. Así fue.

Así pasó ayer tarde en el Senado. Doy fe. Si les cuentan otras versiones no las crean, serán política-ficción. Así fue.

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