La Inteligencia artificial (IA) o Artificial Intelligence (AI) es un tema que está a la orden del día dada su importancia en nuestra sociedad. Esta ya se comenzó a desarrollar hacer siglos pero su estrategia se iba implantando muy paulatinamente con pequeñas invenciones pero agigantadas. Es bien cierto, por ello, que tras la situación en la que nos encontrábamos y, actualmente, en la que nos encontramos, la IA está destacando por su relevancia y por su futuro presente.

Cabe destacar, primero de todo, que la IA forma parte de las Nuevas Tecnologías, es decir, es como si dijéramos que las Nuevas Tecnologías estarían en el universo y, dentro de este universo, la IA estaría en un círculo del diagrama de Venn formando así parte del todo. Y esto es muy interesante, dado que esta comienza a formar parte de nuestras vidas pero, paradójicamente, nosotros parece que no nos damos cuenta.

Por eso, es necesario conocer y saber los aspectos que pueden envolverla. Con esto, podéis adentraros en la dimensión de la IA en exposición ‘‘La Nube (IA)’’ de CaixaForum -la cual recomiendo altamente- y, así, utilizar diferentes materiales que explican cómo funciona el mundo a través de la Inteligencia Artificial.

Entre otros muchos aspectos, existen diferentes plataformas tanto a nivel educativo como a nivel profesional para trabajar desde las aulas o las oficinas con la Inteligencia Artificial. Pero el quit de la cuestión no es ese, sino, ¿hasta qué punto trabaja la ética la IA? ¿Está diseñada para ser éticamente correcta? Está muy bien avanzar hacia el futuro, pero no con pasos agigantados.

Quizá deberíamos reflexionar acerca de este tipo de instrumentos y, en especial, en sus aplicaciones a nuestra vida cotidiana; un claro ejemplo es el uso de cámaras biométricas -donde reconocen expresiones faciales y sentimientos- en los aeropuertos para la búsqueda de criminales. Esto es peligroso, dado que su algoritmo -es decir, los elementos que usa para identificar a las personas- no son más que un conjunto de imágenes de un % de la población.

¿Esto qué quiere decir? Que si tus rasgos faciales son parecido a los de una persona que ha estado en la cárcel: asesino, violador, etc., lo más probable es que te paren e interroguen. O que si detecta que tu % de tristeza o agresividad es alto, a la hora de contratar un seguro de vida, quizá no concedan. Finalmente, lanzo esta reflexión: avanzar sí, pero, ¿a qué precio?