Bésame hasta que se renueve el Consejo General del Poder Judicial. Bésame hasta que la campaña electoral dure los quince días que dicta el artículo cincuenta y uno de la Ley Orgánica 5/1985 y no los chorrocientos de ahora.

Bésame hasta que ganar una guerra signifique no haberla empezado.

Bésame hasta que la banca española devuelva el rescate que no nos iba a costar «ni un euro al contribuyente».

Bésame hasta que se vuelva de arena la lengua del periodista que miente y se llenen de orines los bolsillos de los prevaricadores y comisionistas sin escrúpulos ni humanidad.

Bésame hasta que el dinero de la música y los libros sea para los músicos y los escritores. Hasta que el dinero de las frutas y verduras sea para quienes las cultivan y tengan papeles quienes las recolectan. Bésame hasta que paguemos la luz al precio que vale, hasta que cueste lo mismo una maquinilla rosa que una azul y hasta que una talla 38 sea una 38 y no una 36 o una 42. (Nos estáis volviendo locos).

Bésame hasta que pueda entrar al vip de tu garito con zapatillas y SMI.

Bésame hasta que se descifre qué misterioso personaje se oculta tras el alias encriptado ‘M. Rajoy’. ¡No puedo más con tanta intriga! Bésame hasta que entienda qué cojones es un despido en diferido y hasta que los másteres se obtengan por el esfuerzo académico y no como regalos o prebendas por una «especial relevancia política».

Bésame hasta que los lutos de una ciudad sean por sus vecinos plebeyos antes que por monarcas ajenos y a la mierda «un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo».

Bésame hasta que un «lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir» signifique que uno lo siente mucho y… no vuelve a ocurrir.

Bésame hasta que la princesa Leonor sea reina por ser la mejor y no porque sus padres no tuvieron la regia suerte de concebir un varón. Hasta que se derogue el Artículo 57 de la Constitución Española que en lo relativo a la sucesión al trono dicta que «será preferida siempre en el mismo grado, el varón a la mujer». O mejor aún, que sea reina porque en unos comicios libres con candidatos de toda casta y estirpe, ella resulte la elegida. Y hasta que aun así no tema enfrentarse al escrutinio popular «a intervalos periódicos y razonables». Amén de las sacerdotisas, obispas y papisas.

Bésame hasta que ningún titular sobre la reina Letizia verse en su armario o sus zapatos.

Bésame hasta que quien aspira a ser la futura reina —o el futuro rey— de España se forme en centros públicos en España. Hasta que el último de cada uno de los cargos electos cualesquiera lleven a sus hijos a estudiar en colegios públicos y sean atendidos de sus dolencias en la sanidad pública, porque no hay mayor termómetro de cómo está un país que escuchar atentamente los lamentos de la consulta de un centro de atención primaria o las cucharadas de sopa de quienes comen con beca en el comedor escolar.

Bésame hasta que los sanitarios, y los profesores y los bomberos sean nuestros héroes, todo el rato.

Bésame hasta que los ‘amantes de los toros’ lo sean porque van a verlos en libertad y se abola todo tipo de tortura.

Bésame hasta que se resuelvan los 587 casos de corrupción y los 8171 ladrones devuelvan los 124.123.915.826 euros robados. Hasta que España y sobre todo los españoles castiguen a los corruptos en las urnas (porque quien vota a un ladrón es cómplice). Hasta que los inviolables seamos nosotros. Hasta que no vivamos el bochorno de ver corruptos sentados en las tertulias de televisión.

Bésame hasta que llegue el día en que nuestros hijos no den crédito a que hace mucho mucho tiempo, morían mujeres asesinadas a manos de quienes fueron sus parejas. Bésame hasta que podamos volver a casa solas, ¡a cualquier hora! Porque sí, solo porque queremos volver. Bésame hasta que entiendan que no es no, no es no, no es no.

Bésame hasta que todos los españoles vivan su derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada y los poderes públicos cumplan el Artículo 47 de la Constitución Española «promoviendo las condiciones necesarias y estableciendo las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación». La especulación…

Bésame hasta que se cumpla el Artículo 31: «Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad». Progresividad…

Bésame hasta que por el mar corran las liebres, por el monte las sardinas y «siguin es hòmens notaris i de cada un n’hi hagués dos».

Bésame hasta que todos —incluidos los constitucionalistas— cumplan la Constitución. Hasta que todos los españoles sean iguales ante la ley. Y ante la justicia. Incluidos los jueces.

Bésame, bésame mucho hasta que se renueve el Consejo General del Poder Judicial.