Se han conocido los últimos datos del Eurobarómetro especial sobre Seguridad Alimentaria, realizado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) a partir de la realización de 26.509 entrevistas. Una lectura detallada nos hace ver lo terca que es la realidad y la forma en que las percepciones ciudadanas no se corresponden necesariamente con los objetivos que se impulsan desde las instituciones. Como bien saben ustedes, el eje político de la Comisión es el impulso del Pacto Verde Europeo, un plan global que pretende que Europa alcance la neutralidad climática en 2050. En lo referente al sector agroalimentario, se sustancia en las modificaciones introducidas en la PAC y en el desarrollo de las Estrategias de Biodiversidad y De la Granja a la Mesa. No es cuestión baladí, y desde el sector hacemos todos los esfuerzos posibles por impulsar una actividad lo más respetuosa posible con el medio y con los máximos estándares de seguridad hacia el consumidor. Sin embargo, la encuesta nos dice que esto no es lo que los consumidores europeos valoran como más importante. Preguntadas por los factores más relevantes en su decisión de compra de alimentos, las personas encuestadas apelan al coste (54% de media UE27, 63% en España) y al sabor (51% y 52%). Las cuestiones relacionadas con el impacto medioambiental o sobre el clima ocupan el 6º lugar entre los factores apuntados, siendo importantes para un 16% de los encuestados a nivel comunitario y por únicamente un 10% de los encuestados en España. En términos de seguridad alimentaria, los residuos de pesticidas en los alimentos preocupan al 40% de los europeos y al 46% de los españoles. Es curioso, pues, que se incrementen sobre los agricultores europeos las exigencias en materia productiva, con el consecuente impacto sobre los costes de producción, cuando acaba siendo el precio el factor que determina en mayor medida el acto de compra. O que se limiten los productos fitosanitarios a disposición de los productores comunitarios, pero no se actúe igual contra los que se aplican a productos que entran en la UE procedentes de terceros países. En pos de un loable fin, lo que Europa está haciendo es pegarse un tiro en el pie. Las restricciones a los agricultores comunitarios reducen la productividad e impactan en nuestra competitividad, al tiempo que las puertas abiertas a terceros países nos dejan en unasituación de debilidad y amenazan nuestra soberanía alimentaria.