¿Ultraderecha travestida con piel de cordero pulsando espacios como el Rastro? “Estos amigos quieren hacerte unas preguntas” le dijo una compañera a otra en el Rastro de Valencia. “Lo que quieren es meterse con el Ayuntamiento”, sintetizó la consultada.

¡Vienen las elecciones! y las campañas más grotescas y absurdas rastrean escenarios donde plantar la semillita. A ser posible con cacareo megafónico.

“No nos consideran, estamos como marginados” comenta Ángeles, una de las vendedoras con puesto en el Rastro. ¿Se propicia su desaparición o metamorfosis en mercadillo? “Hace años que no ofrecen plazas la gente las vende”. Tal trueque “ha favorecido a la Llonjeta porque hay gente que debía años de tasas”, pudiendo, en tal manera, recuperar tales pérdidas ya que cuando la persona quiere retomar la actividad “para conseguir plaza necesita actualizar el pago de las tasas, es una forma de recuperar ese dinero”. Tasas bimensuales que durante la pandemia fueron exentas de pago, en tan trágico periodo se implantó la alternancia de comerciantes quienes deben situar sus paradas manteniendo la distancia estipulada.

“La Llonjeta es donde está el asunto de mercados y Rastro”. Ángeles en sus explicaciones apunta que “la plaza era gratuita” como requisito existía el de “sólo traspasarla de familiar a familiar”. Reconoce ser muy feliz con su puesto y también que para gestionar con placidez cuenta con un hombre de raza gitana.

“Al parecer, pueblos procedentes de la India iniciaron en el siglo X, un movimiento hacia Occidente. Su lengua era el romaní, que derivó con el tiempo en el caló, y cuya denominación para los habitantes de los reinos hispánicos era la jeringonza”, explica la doctora en Geografía e Historia Carmen Sanz Ayán en su ensayo Minorías y marginados.

“El hombre es como que aleja, es un guardián” en un entorno donde, “sí, hay mujeres, y la mayor parte es de raza gitana, o si no, mitad y mitad, que no sé cómo se llaman”.

La también miembro de la Real Academia de la Historia desde el año dos mil seis, informando sobre el pueblo gitano, continúa escribiendo: “Su primitiva organización social era la tribu de unos cien miembros, pero a partir del siglo XVI su núcleo fundamental será la gran familia de carácter patriarcal, de número más reducido. Una de sus características peculiares como grupo era la hospitalidad que mostraban con los extraños”.

“Hay mucho machismo”, corroborado por “el trato que tienen hacia ellas, son las pringadas”.

Isabel Allende, escritora, peruana de nacimiento, miembro de la Academia estadounidense de las Artes y las Ciencias, en Mujeres del alma mía dictamina: “¿Se han fijado que el individualismo y el egoísmo se consideran rasgos positivos en los hombres y defectos en las mujeres? (…) La respuesta masculina al poder femenino es a menudo violenta (…) Acuérdense de que nadie nos regala nada, tenemos que conseguirlo”.

A mediados del siglo quince se acuñó la palabra “Rastro” identificando el sangriento recorrido de animales arrastrados al matadero para ser degollados. Atroz génesis para un posterior enclave mercantil de objetos de segunda mano. Actualmente en Valencia y tras el tránsito por diferentes ubicaciones este mercadeo de las cosas que buscan alargar su vida se ha ubicado en doce mil metros cuadrados de propiedad municipal, localización aderezada con pimpollos arbóreos que en un futuro otorgarán la tan ansiada sombra en meses estivales y días soleados. ¿Por qué no se ha planteado un diseño con toldos similar al de la plaza de la Reina? ¿Por qué el Rastro valenciano ha terminado enclavándose en las antípodas del popular casco histórico urbano ubicándose en el barrio de Beteró, en el distrito de Poblados Marítimos?

¿Millón y medio de euros invertidos y sin instalaciones sanitarias adecuadas? “Sólo hay dos servicios” y son móviles, un par de antiestéticas cabinas que al finalizar el horario comercial ofrecen una visión escatológica. ¿Por qué lo básico e ineludible no forma parte de proyectos para la ciudadanía? ¿Por qué no instalar váteres estables, a ser posible con alguna persona responsable de su correcta utilización y puesta a punto? ¿Cerrado el presupuesto y no hay más que hablar? Múltiples papeleras amarillas y bancos siembran el lugar cercado por una verja afianzada al suelo: “¡Estamos en una jaula!”

¿Se piensan considerar las demandas de anticipar la hora de apertura y de que “a la hora de la salida nos abran antes las puertas”? Pregunta el colectivo de venta. Actualmente “abren las puertas a las siete y media” de la mañana y al público a las nueve”. “Estaban recogiendo firmas para ampliar las plazas y cambiar el horario”. También solicitan poder vender bicicletas, ropa y zapatos de segunda mano pudiendo ampliar los metros de cada parada que actualmente oscilan entre dos, cuatro y algunos metros más de longitud por dos de ancho ¿Llegaran a buen puerto las demandas tras naufragar entre oleadas de papeles?

“Lo primero es lo primero: escuchar. Hay que aprender a escuchar. Y no es nada fácil, como demuestran los “diálogos para besugos” en que demasiadas veces derivan las conversaciones profesionales”, aseveraba sin cortapisas Luis Bassat quien de vendedor de televisores a domicilio, mientras estudiaba Económicas, llegaría a presidir el Grupo Bassat Ogilvy en España, también el Consejo Creativo Mundial y ser miembro del Comité Ejecutivo de Ogilvy para todo el mundo, elegido como: “El mejor publicitario español del siglo XX”

¿Qué pasa si sucede alguna contingencia de salud? “No hay allí un sanitario, llaman al ciento doce”, como en el caso de un vendedor al que le dio un infarto.

Montar, desmontar, cargar remolques o furgonetas, organizar la exposición. Agotador estilo comercial paralelo al de puntuales mercadillos en poblaciones como Corbera y Montserrat donde “tenían un mix” de rastro y mercadillo.

¿Ha cambiado la morfología humana del Rastro? Hay “buscadores” que escudriñan contenedores y los domingos hay quien prefiere ir a Benidorm a vender lo hallado e incluso van más allá porque “en Alicante si hay Rastro”. Como en toda actividad la pelotera surge cuando no se tiene en cuenta a la colectividad, por ejemplo a la hora de carga y descarga. “La gente no es respetuosa, aparcan en medio y no te dejan pasar…aunque hay gente guay”. También hay personas “que solo hacen que protestar, no nos ponen no sé qué… ¿qué ganan con eso?”.

¿Aumento de “buscadores” en la oferta del Rastro? “Han roto el mercado porque lo vende todo hiperbarato, es más, desprestigian la parada, no le dan valor a las cosas” ya que no les cuesta dinero surtir su espacio. Una vendedora reconoce que es muy difícil luchar ante tal proliferación de personas que rastrean la ciudad donde “cada cinco minutos pasa uno por los contenedores” y “lo revuelven todo y lo dejan mal”. Por su parte los árabes aumentan en número, “son muy regateadores”

Para montar el Rastro, cuando coinciden domingos y festivos, “tiene que haber por medio un día laborable. En “festivo no va casi nadie”. ¿Por qué no se avisa con la suficiente antelación a cada comerciante el cambio de día de venta debido a eventos como carreras populares cercanas?

¿Quién elige a la persona, cabeza visible de tal área comercial? ¿Asalariada? “Se supone que hay un presidente del Rastro pero no tengo el placer de conocerlo”.

¿Incidencias? El recinto está vigilado por la policía y “también hay una empresa de seguridad (Viriato S.L, empresa murciana, ¿sueldos en B, presunto fraude fiscal?), ahora hay mucha chusma”. ¿Compañías licitando por millones de euros para la seguridad de organismos institucionales tocan cualquier resorte preciso?

Herencias desestimadas, vaciado de pisos, negocios liquidados generalmente hosteleros, rehabilitaciones habitacionales y otras circunstancias surten de material a las mesas plegables y telas extendidas del Rastro. ¿Algún familiar recordará, valorará, los sentimientos que ciertos enseres conllevan y que acompañaron la vida de un ser cercano? Artistas de primera fila confiesan que una vez fallezcan, sus premios, diplomas, reconocimientos y cuanto no sea dinero montante y sonante (que no monetice a corto o medio plazo) acabará en el Rastro o en una hoguera como charlaba la gran Concha Velasco.

“Yo compraba cosas de los chinos, como lupas, por internet, pero la gente quería cosas usadas”. Ángeles siente el espíritu del Rastro en sus entrañas defendiendo cuanto este significa. En la anterior ubicación, junto al estadio de Mestalla, “me llamaban la boutique del Rastro” confiesa, tal era el cuidado en la presentación y atención prestada al público.

¿Dónde tales esmeros en enormes empresas que eliminan puestos laborales manteniendo solamente a un par de personas multifunción para sus macro establecimientos?

Sentencia el citado publicista barcelonés Bassat Coen en El libro rojo de la publicidad que. “Nada mejor que ganarse la amistad de los clientes, que tratarlos como personas individuales y ofrecerles la oportunidad de dar su opinión”.

Comenta Ángeles que tiene como ilusión el “poner un puesto de bebidas, ¡la gente tiene que cruzar al McDonald´s!”, aunque pesarosa reconoce: “Mi familia me lo ha quitado de la cabeza”.

Pierre Feyereisen director honorario en la Universidad de Lovaina (Bélgica) escribe: “Los niños, las mujeres, los extranjeros, los negros, todos los que han tenido que sufrir por los demás se convierten con frecuencia en mejores observadores que aquéllos cuya personalidad se desarrolla sin esfuerzo de atención”.