Sólo durante unos pocos días, sobre todo en torno al 17 de octubre, día Internacional para la erradicación de la pobreza, se estuvo hablando precisamente de la pobreza. Es necesario volver a incidir y recordar que el riesgo de pobreza o exclusión social en España se ceba con las mujeres y los jóvenes, según se desprende del último informe publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en junio de 2022. En este informe se señala que el riesgo de pobreza en España, en base a los datos de 2021, se ha incrementado hasta el 27,8%, Todo eso se traduce en que 13,1 millones de personas en España, se encontraban en riesgo de pobreza y/o exclusión social en 2021.

Por otra parte, el último informe de la Fundación FOESSA (enero 2022) indica que de los ciudadanos que viven en condiciones de pobreza, 2,7 millones son jóvenes de entre 16 y 34 años, de los cuales el 1,4 en situación de exclusión severa. La brecha de género se ha profundizado porque la mujer percibe los peores salarios en comparación con el hombre y su tasa de desempleo es mayor en todas las franjas de edad. En efecto, los últimos datos de la EPA 2022 tercer trimestre, sobre la tasa de paro sitúa a los hombres en un 10,74% mientras que en un 14,84% a las mujeres.

El gobierno ha desplegado estos últimos años una serie de iniciativas que han tratado de paliar el estado de pobreza, incrementado por los efectos de la pandemia del COVID 19, como han sido, entre otras: El Ingreso Mínimo Vital (IMV), las políticas de protección sociolaboral (ERTE y medidas de protección extraordinaria por cese de actividad de los trabajadores autónomos) o la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). También es cierto que a la vista de los resultados estas medidas, bien porque han tenido cobertura insuficiente o han encontrado dificultades para ser aplicadas (el Ingreso Mínimo Vital, tan sólo 336.933 hogares se han beneficiado de los 850.000 previstos), no han logrado mitigar esta desigualdad socioeconómica que parece ya crónica. Efectivamente se han implementado mejoras, pero son insuficientes. Por ejemplo, tener una vivienda digna, bien comprando o alquilando resulta casi imposible porque los precios están por las nubes y se sigue especulando. Según el artículo 47 de la Constitución Española: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación». No se debería permitir que se especule con la vivienda, que su precio sea abusivo y desmesurado, cuando los salarios actuales son insuficientes. Dos escenarios posibles podrían resolver esta grave situación: bajar los alquileres o subir los salarios. Pero, en ambos casos, hay que crear más puestos de trabajo con salarios decentes.

Conocemos los datos y ahora qué podemos hacer. ¿Vamos a esperar a los próximos informes anuales que serán prácticamente iguales, como viene sucediendo desde hace años? ¿Qué puede hacer la ciudadanía? En mi opinión, varias cosas, entre ellas votar a quienes apuesten con hechos y programas claros a uno de los ejes principales de la Agenda 2030: erradicar la pobreza.