Cuántas veces el «si lo hubiera sabido» da vueltas en nuestra cabeza. Al conocer la noticia sobre el pódcast de Corinna Larsen no pude dejar de pensar en Juan Carlos I lamentando haber llegado tan lejos con ella puesto que solo era una de las cinco con las que mantenía relaciones.

Fantasear con qué habría pasado si pudieras volver atrás y no te hubieses casado con tu actual esposo o esposa es de lo más habitual ya sea en charlas entre amigos o en secreto y es este el punto de partida de «Si lo hubiera sabido», la última serie española estrenada en Netflix.

Una mujer de 30 años que se casó muy joven embarazada de mellizos y dejó su carrera para quedarse en casa a cuidarlos está tan insatisfecha que acaba viajando en el tiempo como el entrañable Marty McFly. No retrocede como para conocer a sus padres de novios como pasaba en ‘Regreso al futuro’ porque el objetivo es volver a la noche en que su marido Nando (Miquel Fernández) se puso de rodillas para darle un anillo de compromiso. Si le hubiera dicho que no aquel día se habría ahorrado el divorcio al que se dirige en el presente.

Sin mucha explicación Emma (Megan Montaner) se quita la peluca con cuatro canas y estamos en 2008, cuando los móviles no eran tan inteligentes y nos arruinábamos enviando SMS. Empieza la comedia con el reencuentro con su cuadrilla y su familia, que ofrece algunos momentos simpáticos, sobre todo con su padre al que pone a dieta de sexo para evitar su futuro infarto, para desesperación de su madre. En esa vida alternativa Emma se convierte en ejecutiva de una agencia de comunicación pionera en la puesta en marcha de redes sociales y aplicaciones para ligar. Siendo multimillonaria y delgada, su nueva realidad tiene mucho de pasarela de moda a lo Carrie Bradshow de «Sex in the city» y de fisgoneo de casas fastuosas con vistas al mar como las de «Quién vive ahí», aunque se supone que están en Sevilla.

En todos los capítulos se repiten los mismos planos de la Torre del Oro junto al Guadalquivir con la Catedral de fondo y se hace raro que solo uno de los actores hable con acento andaluz. La serie es española porque en Turquía no permitieron el rodaje por la presencia de dos personajes homosexuales, pero tiene ese aroma de telenovela turca de su creadora, la guionista nacida en Estambul Ece Yörenç.

Los ochos capítulos duran poco más de media hora, así que se ve rápido si no se abandona pasada la mitad, cuando la gracia se acaba y el sinsentido lo es todo. Sin el Dr. Emmett L. Brown, «Doc», y su DeLorean sabes que no van a poder salir airosos del pasado.