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Alberto Soldado

Baldoví o unir en la diversidad

Alberto Soldado

El diputado Joan Baldoví es hombre de Sueca. Ha visto jugar en el trinquete de su pueblo a todas las grandes figuras desde los tiempos de Eusebio y Genovés; ha gozado de la espectacularidad de un “manró” al aire, de un rebot con la izquierda, de las voleas de Grau o Sarasol II. El diputado Joan Baldoví sabe lo que significa para las gentes de tantos pueblos valencianos esa manifestación que es el Joc de Pilota, en cualquiera de sus modalidades. Ese juego, que ya era deporte, porque era competición, en el famoso desafío de Cartagena del día 2 de septiembre de 1755 entre vascos y valencianos, a Llargues, ante las autoridades militares, el Intendente General de la Marina; el mismo juego del no menos famoso desafío de Benifaió entre los del norte y los del sur del Xúquer, perfectamente descrito en crónica de prensa: Micalet de Riba roja; El Paler de Torrent y Caragol de Benimamet contra Roqueta de Penáguila, Cremades de Bellreguard y Verdú de Petrer; o el desafío de Ondara en 1880 con las figuras de La Marina ante más de cuatro mil espectadores…Ese juego resulta que no estaba reconocido a nivel estatal por culpa de una Ley del Deporte que impidia, “vetges tú”,disponer de una Federació de Pilota Valenciana, reconocida a nivel nacional que se beneficie de las ventajas que tienen, por ejemplo, y con todos los respetos, los jugadores o jugadoras de hockey sobre hierba. Una Ley del Deporte que excluía a un deporte que puede presumir de raíces seculares. Todo quedaba recluido al ámbito “regional”, como si lo autonómico no fuera parte de un todo que, justamente mantendrá su unidad si respeta la diversidad. El acierto de Baldoví es conseguir que algunos sean capaces de entender esa unidad desde una perspectiva diferenciadora. La iniciativa del diputado de Compromís, que no se avergüenza de ser valiente ni de hablar de pilota valenciana en el Congreso que representa a todos los españoles, podría haberse llevado a cabo desde hace muchos años, desde que se impulsó desde Valencia, en 1993 el primer encuentro internacional , “Cinco Naciones”, del juego que en media Europa era de el rey de los juegos y el juego de reyes; el que con detalle explica el renacentista italiano Scaino o el ilustrado valenciano Francisco Amorós. Casi treinta años de presencia internacional de este deporte y nadie, fuera del ámbito valenciano, reconoce esos éxitos. Con la nueva Ley, y su desarrollo reglamentario posterior, el CSD podría reconocer la oficialidad de la selección valenciana al no haber otra entidad federativa de ámbito estatal que reconozca a las modalidades de pelota a mano que se practican en sus competiciones. En definitiva se evitaría un enfrentamiento Valencia/España a nivel internacional, que, eso sí, levantaría ampollas. No hay en España otra federación que juegue a Llargues, a Juego Internacional, a One Wall o a Raspall, por ejemplo. Así es que, ha tenido que ser un hombre de Sueca quien haya roto un veto incomprensible, un sin sentido. El deporte del que Scaino explicaba sus reglas, ya en el siglo XVI con los quinces y rayas y que los valencianos han sabido mantener e incluso perfeccionar resulta que no era deporte hasta que un maestro de Sueca ha ilustrado a los señores diputados. Muchas gracias.

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