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Martí

El legado audiovisual de Joan Fuster

Joan Fuster, pocos días antes de morir Francesc Vera Casas

El espíritu transgresor de Joan Fuster entra esta noche en casa de todos los valencianos que quieran. Será a las 22 horas en À Punt, y desde entonces se podrá ver en la aplicación de la cadena pública. Si escribir es provocar, como sostenía el escritor que cumpliría 100 años mañana, el documental «L’emprenta de Joan Fuster» es un ejercicio intelectual en la línea de flotación de mainstream botánico que ha intentado ofrecer la imagen más idílica del autor de Nosaltres, els valencians. Se preestrenó el jueves en la Filmoteca, ocasión que el director del film, Jordi Call aprovechó para confesar que sabía poco de Fuster antes de ponerse en materia, y que ahora es consciente de la trascendencia de su figura. Esa es la principal clave del documental, una aproximación audiovisual a través de protagonistas que conocen el contexto de Fuster, acompañado de música e imágenes oportunas. Todo con un ritmo acertado, nada aburrido y muy televisivo.

La obra de Call -coproducida por Agustí Mezquida para València Imagina Televisió (VITV), cuenta con la colaboración del Consell a través de l’IVC, À Punt Mèdia, TV3 e IB3-, ha conseguido grabar en una misma pieza a Raimon y Lluís Llach, y eso por si solo ya es noticia. Además, intervienen Eliseu Climent, Jaume Pérez Montaner, Vicent Sanchis, Joaquim Bosch, Artur Heras, Àngels Gregori, Francesc Bayarri, Toni Mollà, Vicent Pitarch, Antoni Serra, Antonina Canyelles, y los hispanistas Tom Harrington (estadonidense), Dominic Keown (irlandés) y Veronica Orazi (italiana).

Con una intención cronológica, trufada de testimonios personales y documentales, se contextualiza la figura de Fuster en su tiempo y espacio con bastante solvencia. Para dar continuidad al guion se muestra una tertulia de jóvenes -artistas y escritores (Aina Monferrer, Pau Alabajos, Saray Cerro y Alba Fluixà), que trata de contemporizar el legado del escritor. Cierto que la totalidad de declaraciones son favorables, y ahí falta una voz discordante, aunque, igual que les pasó a los asesores del documental, no me viene ningún nombre a la cabeza con la capacidad intelectual necesaria para descomponer la unidad de coherencia fusteriana. Hablo de la literaria, por supuesto, la política hace tiempo que fue inadaptada. Así que es una destreza que no aparezca ningún representante político del presente, aunque la consellera, y paisana, Raquel Tamarit presentó el documental el jueves.

Hay que estar atentos a dos revelaciones importantes. Una, las realiza das por Lluís Llach en dos momentos diferentes, y de las declaraciones del magistrado Bosch sobre el material explosivo del atentado terrorista que sufrió Fuster en 1981. Un buen documental, incluso para discutir. De eso se trata.

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