¿En qué se parece la gestión política del Carril Bici en Valencia al ibuprofeno en medicina?

Se asemejan en que: 1) El ibuprofeno es una medicina muy eficaz y el Carril Bici mejora la movilidad eficazmente. 2) Pero el Ibuprofeno no cura todas las enfermedades y dolores. Y en movilidad, creer que el Carril Bici es la solución para todo problema es un exceso.

El inconveniente no es el medicamento, es la sobredosis que no cura y puede dañar al enfermo. Si solo pensamos en el ibuprofeno, no imaginaremos otras soluciones que son mejores o más equilibradas. Lo mismo ocurre con el carril bici.

¿Más carril bici mejora la vida en la Valencia?

Sí, pero poco y no compensará los inconvenientes. Se trata de buscar el equilibrio y la medida.

La bicicleta tiene sobre un 1 a 2% del reparto modal de desplazamientos urbanos. Siendo muy optimista en diversos PMUS (Plan de Movilidad Urbana Sostenible) se sueña con un 5%. ¿Qué hacemos con el 95% de desplazamientos restantes en Valencia? ¿Nos preocupamos de ellos o disuadimos al ciudadano de moverse?

Quizás (como yo sostengo) la bici no es el futuro de la movilidad urbana. Lo será el vehículo eléctrico sea coche, moto o patinete.

La bici en Valencia tiene a favor que la climatología es benigna y la orografía muy horizontal, lo cual es un escenario estupendo para la bicicleta. La distancia a cubrir en movilidad urbana obligada (no deportiva o de ocio) se sitúa estadísticamente en una media de 3 Km y un máximo de 7 Km, lo que efectivamente la valida en espacio urbano central; por el contrario, la limita significativamente como solución metropolitana. Al día, se producen 900.000 desplazamientos con origen o destino fuera de la ciudad. Estadísticamente podemos decir que requieren el uso de modos motorizados (no con bici) y esos ciudadanos son uno de los grandes colectivos olvidados.

También hay que tener en cuenta la edad alta o baja de los usuarios, las personas con movilidad reducida, el desplazamiento con compras, con lluvia, llevar o traer pasaje. Estas son otras limitaciones que deben ser metabolizadas por la autoridad municipal. Y que no solucionan los carriles bici.

Hace más de una década, el crecimiento del uso de la bicicleta en Valencia fue muy acusado (con la bici pública Valenbici). Sin embargo, en los últimos años crece con coeficientes mucho menores pese a que la red ha aumentado (no comparar con los años de Covid). Era esperable y hasta deseable una trasferencia modal de vehículo motorizado a la bici muchísimo mayor, dado el esfuerzo inversor. Esto anuncia una ralentización o crecimiento lento.

¿Cuáles son los efectos negativos de los carriles bici?

Debemos conocerlos, evaluarlos, y si los aceptamos conscientemente tirar adelante. Pero hay que valorar si estamos dentro del equilibrio, no solo para los usuarios de la bici, sino también para el 95% que no la usa. Porque ciudadanos somos todos.

En mi opinión, en Valencia, existe un olvido y cierto desprecio a toda movilidad que no sea la bici (o el transporte público, por el que personalmente apuesto). Hay abandono y penalización de los problemas de la mayoría de usuarios que no pueden usar, por ahora, más que el coche al no haber suficiente transporte público. Existen dos problemas de movilidad que en Valencia han crecido enormemente en los últimos años: 1) el aparcamiento disminuye a velocidad alarmante y sin alternativas (a modo de una “vendetta” personal) y 2) el tiempo en los atascos y los colapsos aumentan por la reducción de carriles de todo uso y el aumento de isletas y prioridades en las vías urbanas. La congestión en Valencia y accesos se ha incrementado.

Cuando estén ustedes en uno de los nuevos y prolongados atascos, cuando tengan que irse de una zona por no poder aparcar, o cuando desistan de ir al centro porque es hostil y disuasorio (atención al futuro del comercio en el centro), piensen que no es casual. Es una política definida y diseñada que sin duda tiene parte de efectos positivos, pero tanto en política como en movilidad el equilibrio y la moderación son objetivo esencial. La pregunta es ¿no se está cayendo en el exceso?

Las calles de nuestra ciudad parecen una yincana de isletas; en cada chaflán han aparecido mil y una de ellas, un sinfín de bolardos, colores rojos en el vial, rayas y obstáculos, semáforos y señales para bicis, prioridades ilógicas, etc. Conducir o cruzar como peatón una calle se ha convertido en una acción que requiere mil ojos y una atención extraordinaria. La comodidad se ha sustituido por un continuo sobresalto en algunas zonas.

No es malo el carril bici como no lo es peatonalizar ni hacer carril bus. En mi vida profesional he diseñado más de media docena de sistemas de Bici Pública, hice mi trabajo de Master en Movilidad sobre la bici pública. Defiendo la promoción de la bici. Y, al igual que un médico sabe que el ibuprofeno no es la solución para todo, sé que el carril bici no es la única medida de movilidad, y que la radicalidad municipal puede generar una sobredosis.

Debemos apoyar y defender los Carriles Bici, claro que Sí, pero no sin medida y sin límites. Hay muchos más ciudadanos con otros graves problemas de movilidad que parecen no contar en el interés del concejal responsable.