En medio de una Liga plomiza y encorsetada, en la que lo poco que cambia son los futbolistas que se van marchando a la Premier, el Mundial está siendo un soplo de aire fresco. De momento, ha habido buenos descubrimientos. Japón ganó con un desparpajo propio de otras décadas. Canadá perdió sin merecerlo y enseñó un fútbol vibrante y desacomplejado. Su seleccionador dio un recital táctico. Inglaterra y España dejaron sus habituales agonías iniciales a un lado y mostraron ser capaces de todo. Incluso Serbia durante un rato reverdeció laureles y plantó cara al favorito.

También hemos confirmado sospechas. Los brasileños siguen haciendo el imbécil cada vez que celebran un gol. No es solo Vinicius. Debe ser una malformación con la que nacen todos allí. Bélgica es un comando de engañagradas en el que sigue jugando Hazard. Luis Suárez es un exfutbolista en cámara lenta al que siguen poniendo por delante de Cavani -Edi no parece estar para tirar cohetes-. No hay un solo futbolista del Atlético de Madrid, de Witsel a Morata pasando por De Paul, que no se arrastre por los estadios qataríes como alma en pena. Y ningún país africano ganará jamás este torneo. El resbalón de Iñaki cuando le había robado la cartera al portero portugués ejemplifica lo antedicho.

Argentina sueña con ser aquella Italia que empezaba jugando mal y acababa dando guerra. Pero de italianos solo tienen algunos apellidos. Apelan al grupo humano, el mejor que han tenido nunca, aseguran. Pero eso lo dicen en todos los equipos del planeta. La cacareada familia. Dime de lo que presumes. Los cantantes siempre declaran que su último disco es el mejor de su carrera y casi siempre es mentira. De los americanos, solo Brasil intimida. Ganó con solvencia un partido nada fácil. El Mundial es una religión para ellos. Hasta Neymar se ha puesto a dieta tras cuatro años comiendo hamburguesas junto a esos fans con los que vive y sale de juerga. Pero tienen tanto talento como ego, además de tres futbolistas sobre once que no defienden una sola jugada. Y un buen día llegará la España de turno y se los cargará.