Algo más que voluntariado

Fernando del Rosario

Fernando del Rosario

Cada año, cuando comienza diciembre, se celebra el Día internacional del Voluntariado. Es una ocasión para invitar a todas las personas a ese compromiso que va más allá de las obligaciones laborales o familiares. Y que no es otro que el de formar parte de un proyecto para mejorar la vida y el medio de quienes aquí vivimos. Todo ello de forma gratuita, consciente y organizada. El voluntariado es una acción necesaria para ayudar a construir una sociedad en la que todas las personas vean reconocida su dignidad. Pero esta acción voluntaria no agota todo lo que se puede hacer para ese reconocimiento de la dignidad de toda la sociedad. Porque no son suficientes los programas que se llevan a cabo en las organizaciones voluntarias. Son necesarios pero no suficientes.

Desde la Fundación Novaterra sabemos que hay que llevar a cabo acompañamientos, apoyos, acciones, y otras medidas dentro de programas de voluntariado que proporcionen instrumentos para emprender lo que hemos quedado en definir como “viajes a la dignidad”. Pero también sabemos que es necesario que las personas a las que acompañamos encuentren una sociedad que no las rechace y que las incluya. Y una sociedad inclusiva no es tarea solo del voluntariado. Podría una persona formarse, aprender hábitos sociales y laborales, sentirse acompañada en este proceso por personas voluntarias que participan. Pero toda esa labor quedaría incompleta si, después, el propio mundo laboral, social o vecinal muestra su rechazo y pone dificultades para su inclusión y normalización. Hablamos de personas mayores, o menores, o en paro, o con discapacidad, entre otras, que necesitan encontrar una sociedad que no las rechace sino que las incluya. 

Conocemos de cerca las dificultades que han encontrado también jóvenes que se han preparado para la vida laboral, han adquirido habilidades sociales, se han formado y después, cuando han emprendido su proceso de incorporación a la vida social y laboral, han sufrido la indiferencia, o el rechazo del vecindario, del propio ambiente laboral, o de otros entornos. Resulta insuficiente que haya programas de voluntariado que trabajen para concienciar acerca de los problemas que presenta el cambio climático, o que hagan labores de limpieza de espacios como playas, ríos, calles,... o que hagan activismo ecológico.

Es necesario, además, que empresas, gobiernos y la ciudadanía en general, asuman que tienen responsabilidad en el cuidado del planeta y que, sin el compromiso de TODAS las personas, no es posible conseguirlo. Por eso, en este día del voluntariado, una jornada para poner en valor la necesidad de la solidaridad, hacemos una llamada para que esa solidaridad vaya más allá de los programas de voluntariado y se extienda al de la sociedad. Se trata de asumir, por parte de todos, la responsabilidad que, como ciudadanos, tenemos en la construcción de una sociedad donde todas las personas vean reconocida su dignidad. Responsabilidad que va más allá del compromiso individual y que atañe a instituciones, gobiernos, empresas o sindicatos. En suma, una responsabilidad global.

Cuando alguien pasa de largo, o guarda silencio, o se queda en casa, o no escucha, o va  “a lo suyo”,  forma parte de la sociedad insolidaria y, por ello, forma parte del problema. Por ello, nuestra propuesta hoy es formar parte de la solución. Y ello solo se logra al ejercer los derechos y deberes de la ciudadanía de manera efectiva y responsable. Celebrar el Día Internacional del Voluntariado no puede reducirse a contemplar y reconocer con admiración a quienes dedican parte o toda su vida a esta importante labor. La celebración que proponemos es una llamada para que todas las personas ejerzamos nuestro papel como integrantes de una sociedad que no deja a nadie atrás.