Tribuna

¡Volvamos a las cavernas¡

Parque fotovoltaico en la Comunitat Valenciana.

Parque fotovoltaico en la Comunitat Valenciana. / Levante-EMV

Jordi Cuenca

Jordi Cuenca

Proclamo mi absoluto desconcierto con Compromís. En resumen, una formación supuestamente con conciencia ecologista que lleva años obstaculizando la implantación de energías renovables, que, a su vez, son la alternativa sostenible a los combustibles fósiles, tan contaminantes, y a las peligrosas y eficientes centrales nucleares. ¿Qué defienden estos políticos? ¿El regreso al Paleolítico, al fuego y las cavernas?

Para bien o para mal, nuestro mundo no puede funcionar sin energía. Sin energía suficiente, que ni está en todas partes, ni en las cantidades necesarias. Y eso es básico para el progreso y la supervivencia. De hecho, tal vez el ser humano nunca pueda salir del sistema solar precisamente por la falta de la energía adecuada que lo permita.

España y, por tanto, la Comunitat Valenciana carecen de petróleo y gas, cuyos costes se han encarecido de forma desorbitada tras la invasión rusa de Ucrania y cuyo suministro puede sufrir cortes por motivos geopolíticos, y sus centrales nucleares (incluida la de Cofrentes) tienen fecha de caducidad, concretamente en 2035. ¿Qué tienen? Pues sol a raudales y también viento, dos energías primarias que, además, son sostenibles. Pero no hay que llevarse a engaño, las renovables no son la panacea, sobre todo en algunas de sus formas. Precisamente porque dependen del sol y el viento, su funcionamiento se reduce a unas horas al año, a diferencia de la nuclear, que prácticamente no se detiene. Además, requieren de mucho espacio. De ahí que el autoconsumo sea más un parche que otra cosa, entre otros motivos porque la vida en edificios de viviendas, que impera en nuestras ciudades, reduce muchísimo la superficie de implantación de placas solares, a diferencia de las residencias unifamiliares. Y en las empresas electrointensivas, que dan empleo a miles de valencianos, esta vía es más bien residual por su alto consumo.

El Consell tiene bloqueados 452 parques solares en la Comunitat Valenciana, que producirían una potencia de 7.500 megavatios, equivalentes al 84 % de la producción de la autonomía, aunque esta es deficitaria en electricidad, que tiene que importar de otros territorios. Son la mejor opción para cuando en 2030 Cofrentes deje de funcionar, si no queremos padecer, como en tantos lugares del Tercer Mundo, severos problemas de suministro.

Todos los dedos acusadores se dirigen a la directora General de Paisaje, Rosa Pardo, de la corriente más nacionalista de Compromís, como la persona que está provocando la parálisis. Esta formación se opone a los grandes parques solares fundamentalmente por el impacto que tendrán en el medio ambiente, aunque algunos de ellos se vayan a ubicar en auténticos secarrales o en poblaciones de interior escasamente habitadas y para las que estas plantas pueden ser un revulsivo. La inversión prevista es de 5.000 millones de euros. Si no se corrige la situación, el 25 de enero, todos los proyectos decaerán. Informes solventes indican que las empresas que han presentado avales podrán exigir indemnizaciones de hasta mil millones a los funcionarios que hayan entorpecido estas iniciativas. Para la mayoría de ciudadanos, el daño puede ser incluso peor a medio plazo. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, favorable a las renovables, dijo ayer que va a poner freno a este desvarío en su Gobierno. Esperemos que llegue a tiempo.

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