Democracia que hiela el corazón

Alberto Soldado

Alberto Soldado

Se calienta el ambiente político a medida que se acerca la Navidad, tiempo de fríos y recogimientos. Mientras cantamos villancicos en inglés oigo a Patxi López proclamar, con la seriedad y simpleza que le caracteriza, que el bloqueo en la renovación del Constitucional es un “golpe de Estado que no se conoce desde el 23 F.” Un golpe de Estado que atribuye a la derecha, claro está. Los golpes de Estado son patentes de la derecha. Así se expone la ecuación: autoritarismo y corrupción es igual a derechas y libertades y honradez, es igual a izquierdas. No se te ocurra sugerir que puede haber otras ecuaciones porque seguramente desmontas el tinglado de buenos y malos que tan buenos réditos otorga. Cualquier educador sabe que los instintos primarios, el ojo por ojo diente por diente, requieren de formación en valores para hacer posible una convivencia más justa. Y eso culmina con aquello de ponerse en el lugar del otro, aunque piense de forma contraria.

 Los de Vox, tan viscerales, tan del primer escalón en el camino de la convivencia, llaman a la movilización y a otra moción de censura ante lo que califican de golpe de Estado urdido por Sánchez en connivencia con los separatistas para controlar el poder judicial . Así es que, por si acaso, y antes de que cale en el pueblo la idea de que la izquierda prepara un “golpe de Estado”, aunque sea sin tricornios o tanques, acusemos, acusa Patxi López a la derecha de perpetrarlo. Y para ello, si ese cambio requiere de los tres quintos, se cambia la ley para que sea mayoría simple. ¿Cómo se puede cambiar una exigencia que requiere los tres quintos con una ley que se aprueba por mayoría simple? Pues ya ven. Y es que, como dice López, el legislativo, “legisla”. Una manera sibilina de decir que lo que salga del Parlamento elegido por el pueblo, es lo que vale, por encima si es preciso de la Constitución, que protege el contrapeso de poderes. Se quiere, hablemos claro, que los jueces sean de la cuerda. Y si se quiere eso, ahora que hay una mayoría parlamentaria decantada a la izquierda, ¿se querrá cuando cambie esa mayoría? La democracia madura se sustenta en saber que hay líneas limítrofes, que no podemos cambiar las leyes por arrebatos sentimentales, sin informes, sin opiniones contrastadas, sin contar con las aportaciones de quien no piensa como tú. La democracia no consiste en defender el poder a cualquier precio. La democracia se construye entre todos o se convierte en autoritarismo despreciable, en el que sólo los adictos tienen cabida. Un presidente no puede estar sometido al continuo chantaje de quienes le han aupado y le sostienen en el poder.  

En otra intervención habla López del “decidido” propósito de su partido para perseguir la corrupción. ¿Se rebajan las penas a los malversadores de los ERE, porque no se los llevaban a sus cuentas corrientes? Otra de las consecuencias posibles de ese cambio en el código penal podría favorecer a los corruptos del PP. Supongo que lo habrán pensado, más allá de los beneficios de Griñán o Junqueras.

Al mismo tiempo leo que su socio de gobierno envía a su cara más visible, Yolanda Díaz a homenajear a la expresidenta de la República Argentina una tal Cristina condenada por reiterada corrupción. Nada importa que los jueces argentinos la hayan puesto en evidencia. Lo importante es la solidaridad parlamentaria, porque si la tal Cristina fue elegida por el pueblo es lo que vale. Mucho más que lo que pueda sentenciar un juez en base a pruebas evidentes.

Y uno creía que estaba en un país avanzado. Y ya ven, caminamos hacia la visceralidad entre tribus. Parece que una maldición nos persigue. Sí, que media España desprecie a la otra media, legisle contra ella sólo es el anuncio de que se nos helará el corazón.

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