VA DE BO

La pilota no se rinde

Alberto Soldado

Alberto Soldado

Pelayo mostraba un aspecto esperanzador en esta primera cita en sus paredes de la actual edición de la Lliga Caixabank. La catedral de nuestro deporte siempre fue el trinquete referencial, aquel en el que había que triunfar sí a o sí para ser reconocido como figura. Cualquier pelotari que vestía de blanco entre sus paredes era considerado del más alto de los niveles. De hecho, en las partidas de los pueblos en fiesta bastaba que se anunciara «uno de Pelayo», sin ni siquiera mencionar el nombre, para que el aficionado tuviera la percepción segura de que valía la pena acercarse al espectáculo.

La partida del sábado en Pelayo llena de ilusión y de ánimos a una afición melancólica que veía en sus vacíos, el espejo de una decadencia inexorable. Y no, ya se vio que cuando hay un cartel atractivo en la máxima competición, los aficionados despiertan. Y si esos aficionados disfrutan como disfrutaron con el espectáculo sublime que ofrecieron los protagonistas, comentan a sus amigos, pregonan henchidos de amor por este deporte las excelencias vividas y cual apóstoles lanzan a los cuatro vientos la buena nueva de que la pilota no se rinde, entonces, el efecto multiplicador hace de las suyas. Y no se rinde porque los obreros maestros artesanos de la misma, esos jugadores que pisan sus losas tejen la más bella y colorida de las alfombras: los rebotes de Puchol, el que ‘no l’ erra mai’, la mágica izquierda de Nacho, portento de ‘mitger’ camino de la leyenda, la pasmosa facilidad de rematar de Hilari, la elegante y poderosa pegada de José Salvador, la inspirada pegada de Álvaro Gimeno, otro más de la inagotable cantera de Massalfassar y la poderosa pegada de Guillemo, quizás con demasiada hambre de demostrar sus cualidades.En esa partida, que arrancó las más encendidas ovaciones, que hizo vibrar los corazones entregados de la afición venció el trío de Puchol, Álvaro y Hilari por 60 a 55, como muy bien pudo ganar el trio de José Salvador, Nacho y Guillermo.

Benito Pérez Galdos, el de los Episodios Nacionales, entre los que, por cierto, podemos leer aquello de que «tenía ventaja de quince y raya», como prueba evidente de la presencia popular del juego de pelota en gran parte de los pueblos de España, afirmaba en el Episodio de Zaragoza, referido al sitio de la ciudad en la guerra contra el francés, aquello de que, «entre los muertos habrá siempre una lengua vida para decir que Zaragoza no se rinde…» Pues algo parecido nos ha inspirado la partida del sábado en la catedral de la Pilota, sitiada por la indiferencia, cuando no por el menosprecio. Siempre habrá una lengua vida, o muchas, para gritar que la Pilota no se rinde.

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