Reflexiones

Rumbo joven para 2023

Ana Mª Sánchez

Ana Mª Sánchez

El próximo 28 de mayo la mayor parte de la ciudadanía será clave para la democracia de nuestro país. Todos los municipios, y gran parte de las autonomías, volverán a someterse a procesos electorales que decidirán el rumbo de nuestras instituciones para los próximos años. Pero, ¿somos los y las jóvenes partícipes de este rumbo? ¿Se nos tendrá en cuenta a la hora de las promesas y los programas políticos? 

Como cualquier persona joven de mi entorno, sigo teniendo la esperanza de que mi generación pueda tener un papel protagonista en estos comicios. Estamos cansados de escuchar esas palabras tan reiteradas y vacías de intenciones sobre que somos el futuro. Queremos convertirnos en actores fundamentales en la toma de decisiones, ser representantes y estar representados en el tablero político de nuestro territorio.

Los problemas y preocupaciones de la juventud no son sólo nuestros, sino de toda la sociedad, cuyo objetivo debería ser avanzar en derechos y en bienestar. En este sentido, perseguir la precariedad laboral juvenil, desarrollar planes de vivienda digna, la ampliación de servicios de salud pública, la consecución de una sociedad plenamente feminista o una transición ecológica justa son, entre otras muchas, reivindicaciones lideradas por la juventud que tienen en cuenta a todas las generaciones.

Sin embargo, demasiado a menudo nos encontramos un debate público en el que sólo se habla de jóvenes para minusvalorar nuestra situación, con discursos adultocentristas que nos juzgan como una mal llamada «generación de cristal» que «prefiere irse de cañas a comprarse un piso», ignorando las sucesivas crisis económicas en las que no hemos tenido responsabilidad, o las condiciones estructurales de un sistema económico y laboral que se cree con derecho a explotar a la juventud, como algo inevitable. 

Es hora de hacer valer nuestra voz. Si la juventud tenemos claro que no podemos dejar a nadie atrás, ¿no es hora de que las instituciones nos tengan en cuenta? Las y los jóvenes no somos el futuro, sino un presente que quiere ser escuchado y tomado en serio. Nuestra implicación y participación en la toma de decisiones es clave para el enriquecimiento de la democracia en nuestro territorio.