La inflación no saca de sus casillas a la política

La subida de los alimentos tampoco saca de sus posiciones a los partidos, empujados desde los extremos a atrincherarse

mujer sale del supermercado con el carro de la compra.

mujer sale del supermercado con el carro de la compra. / Alberto Ortega - Europa Press

Alfons Garcia

Alfons Garcia

La economía continúa dominante en la agenda política. Lógico, viendo cómo se las gasta el IPC, que no cede, y con bancos cayendo en Estados Unidos. Así que ayer, una hora después de que Juan Roig presentara los resultados anuales de Mercadona, el candidato de Podem regresaba a la arena de las redes para continuar con su campaña contra la empresa valenciana. 

Héctor Illueca está en esa posición muy de estos tiempos de marcar las líneas (de separación) entre la izquierda y eso que siempre se conoció como la patronal. Está en su derecho, claro, como otros de llamar ‘campaña’ a su sucesión de pronunciamientos sobre una misma entidad. 

Se han visto bien estas líneas claras con las pensiones y su reforma. Por un lado, los partidos del Gobierno, o sea, la izquierda, y por otro, la CEOE (la patronal) y la derecha. Cada uno, en su casilla. Lo de siempre. Pero lo que sucede cuando todos se quedan en sus casillas es que no se mueve nada, no se avanza.

En este caso, la posición de Bruselas puede servir de vara de medir del conflicto. Y el ‘juez’ europeo ha dado su visto bueno a la reforma del Ejecutivo (de izquierdas) español. La derecha española lleva meses avisando del grito en el cielo que iba a poner la UE con la situación de las pensiones en España y, al final, no ha habido alarido, sino más bien comprensión. Quizá porque esta Europa no es la de la crisis de 2008 y los hombres de negro.

Volviendo a lo cercano, sucede que Illueca es también vicepresidente del Consell y que su actitud dinamita (o al menos obstaculiza) la intención del presidente valenciano, Ximo Puig, de salir de las casillas predeterminadas y explorar territorios del centro, donde puedan estar empresarios de mayor y menor facturación. No parece a veces la tendencia del Ejecutivo central, más a gusto en las casillas, pero Puig lo consiguió con su rebaja fiscal, que puso difícil a la empresa y a la derecha (política) oponerse a ella. Y lo intenta ahora con un acuerdo para un bono que alivie a los más vulnerables la subida de la cesta de la compra. A ver qué sale de ahí, si fructifica el anuncio en algo. Por ahora, algunos (legítimamente) en su Gobierno (Unides Podem) intentan radicalizar posiciones, que las casillas sean insalvables, que los puentes sean los menos. 

Lo paradójico es que igual esta actitud de los morados, que les da visibilidad y presencia, salva el Gobierno de izquierdas, porque la supervivencia de Unides Podem no está garantizada tras el 28M. Otra cosa es ya preguntarse por los costes a futuro, no políticos, sino como sociedad… Al final en política casi siempre el debate acaba en el eterno dilema entre el fin y los medios... 

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