Galaxias de lo más frikis

Francisco Esquivel

Francisco Esquivel

Me he chupado la premiadísima «Todo a la vez en todas partes» y aquí sigo, que no es poco.

He dicho tienes que verla y me he dejado llevar. Tampoco era fácil lograr meterse uno en las de «Arte y ensayo» pero de allí al menos salías con el diploma de progre cultivado. De esto a saber con qué sale la generación Z y por eso la inmensa mayoría del círculo cercano no quiere ni loca volver a ser joven. Es su turno. Que se las apañen ellos.

Como casi siempre, el pasmo viene dado por las interpretaciones de los entendidos. Alguien que las hace en páginas ilustradas pone uno de los acentos para encumbrarla en que «explica de manera clara el conflicto emocional de los emigrantes». Hombre, clara, clara... cuando lo que conlleva vivir alejado de tu tierra es algo trillado en la gran pantalla desde el principio de los tiempos. Y no. Quien lo escribe no es Boyero porque no es que se abstenga como tantos de acceder al metaverso, al multiverso o al alfaverso es que desde hace la intemerata le dejan tapers en el congelador y hasta ayer mismo ha sido incapaz de poner en marcha el microondas. Me gusta su estilo, aunque lo que habrá comido facilita la mala leche. 

La cinta ganadora tuvo un presupuesto raquítico para aquellos lares, se rodó en menos de seis semanas y el equipo de efectos especiales -que es el quid- estuvo compuesto por solo siete novatos que a saber si alcanzó el salario mínimo. Yo le preguntaría a Tamames sobre la consideración con los currantes de los genios de nuevas tecnologías, no tanto por el economista que encarna sino por la cantidad de mundos a través de los que ha discurrido. La «bibicí» ha sido referente en este para saber dónde estábamos y sin embargo deja a las claras qué tal anda de impracticable el terreno de juego al infligirse un autogol nada menos que frente a uno de los mejores rematadores de la historia. ¡Y antes de Negreira! Como para no creérselo.

Suscríbete para seguir leyendo