Sobre el reparto del dinero
Un contertulio de la radio comparó la masa monetaria de un país con la masa muscular de un individuo. Se entiende por masa monetaria la cantidad de dinero en circulación de una economía, sea en efectivo, en depósitos o en productos financieros. Con el sintagma «masa muscular» nos referimos en cambio a la suma de todas las fibras musculares del cuerpo, incluidas las que actúan por su cuenta, es decir, con independencia de la voluntad del individuo y sin que este se dé cuenta siquiera de sus movimientos. Yo levanto el brazo cuando me da la gana a mí (o eso quiero creer), mientras que el corazón se mueve cuando le da la gana a él. Otros músculos de movimiento involuntario, además del cardiaco, son los que cubren las paredes de vísceras como el estómago, el intestino o la vejiga, que colaboran, lo quieras tú o no, al proceso de la digestión y de la eliminación de residuos. Tampoco debemos olvidar los de los vasos sanguíneos, que regulan el flujo y la presión de la sangre. Entre los músculos más delicados que van a su aire, está el de la pupila, que se dilata o se constriñe según la cantidad de luz que haya en el ambiente.
Gran parte de la masa muscular, en fin, está fuera de nuestro control. Es posible que después de fallecidos algunos de estos músculos involuntarios continúen funcionando durante un tiempo porque, por no obedecer, no obedecen ni a la muerte. Ha habido yoguis que han ordenado no hacer la digestión a su estómago o no dilatarse a su pupila, pero no se sabe de ninguno que lo haya logrado. Estamos compuestos, en fin, tanto en lo físico como en lo psíquico, de una parte consciente y de otra inconsciente. Tanto en un ámbito como en el otro, de quien de verdad dependemos es de la parte inconsciente. No seríamos nada sin el corazón. En cuanto al yo, le damos tanta importancia porque sentimos que, en el fondo, no es más que un pelele en manos de las pulsiones que habitan en las zonas más oscuras de nuestra geografía mental.
Me pregunto, pues, si en la masa monetaria hay también zonas que trabajan por su cuenta, con independencia de las actuaciones de los bancos centrales y de las autoridades monetarias en general. Y me respondo que sí, que en la masa monetaria hay multitud de regiones oscuras desde las que se dirigen los flujos y los reflujos del dinero, es decir, su reparto, que, como todos sabemos, es muy injusto.
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