En busca del hedonismo perdido

La primera película en valenciano retrata un Cap i Casal desbordado de alegría, humor y cabarets

En busca del hedonismo perdido

En busca del hedonismo perdido

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

Absorto aún tras la lectura de La cuarta casa de Muñoz Ibáñez, la Filmoteca anuncia mañana El fava de Ramonet, la primera película en valenciano protagonizada por Julio Espí, hermano de mi abuelo materno. No conocí a ninguno de los dos, pero El fava de Ramonet ha estado presente en casa desde que tengo uso de razón, primero como sentencia simpática tras alguna trastada y más tarde como síntoma de la emergente València republicana atropellada por el golpe de estado y posterior nacionalcatolicismo. El punto de unión entre aquel Cap i Casal del XV y los años treinta del siglo pasado radica en el hedonismo. El placer de una ciudad hecha a sí misma, liberal, ácrata de tendencia pirotécnica, abierta al mar e interesada por la cultura mayúscula.

El cine.

La historiadora Marta García Carrión lo cuenta muy bien en La regió en la pantalla. El cinema i la identitat dels valencians (Afers), una aproximación sobre la llegada del fenómeno cinematográfico en una sociedad de tendencia burguesa pero con vocación agraria. Con nombres propios que indican la expectación al revolucionario arte del siglo XX como Maximilià Thous, Concha Piquer, Vicent Blasco Ibáñez, Cifesa o El faba de Ramonet. Hay una historia en cada uno de esos protagonistas, pero hay que recordar que la Compañía Industrial de Film Español, S.A. (Cifesa) se fundó en 1932 por la familia Trénor, una de las dinastías urbanas más cosmopolitas, y que pese a ser una de las pioneras productoras, y contar con la posterior venia del régimen franquista también fue pasto del centralismo a principios de los sesenta. Su catálogo deja muestras de su intensa actividad hasta su desaparición con luces y sombras. En cualquier caso, desde sus inicios el cine tuvo en València una de sus principales plazas, con inversores, escritores, músicos, actores, público y sobre todo, talento.

La primera de Berlanga.

El fava se estrenó un año después de la creación de Cifesa, y los tíos maternos de Luis García Berlanga, Lluís y José Martí Alegre, tuvieron mucho que ver. El primero como guionista, y el segundo como músico. La película fue el primer contacto con la industria del cine de un Berlanga que con doce años, y muy vinculado a su tío Lluís fue espectador de primera fila de un acontecimiento que paralizó la ciudad el 9 de noviembre de 1933, con estrenos simultáneos en tres de las mejores salas de la época, el Coliseum, el Lírico y el Royal, con celebración incluida tras la proyección en Postre Martí, la mítica pastelería de los abuelos del cineasta en la actual Plaza del Ayuntamiento, esquina con Barcelonina.

El cabaret.

La película dura poco más de media hora, pero además de ser la primera en valenciano, dibuja una ciudad muy parisina, donde la vida va unida a los cabarets y a su espíritu canalla. Un documento gráfico de aquella València permisiva, abierta al mar y dominada por el matriarcado. La cinta dirigida Joan Andreu está muy influida por la saga del mudo Charlot de Chaplin, donde las escenas recuerdan algunos de aquellos movimientos rápidos delante de la cámara. Julio Espí, que era un famoso actor de revista, no tuvo oportunidad de consolidar su carrera cinematográfica porque aquel papel protagonista le condenó al ostracismo artístico. Se refugió en los cabarets de Barcelona y reapareció con 89 años en Con el culo al aire (Carles Mira, 1980). Murió cinco años después con dos películas en su palmarés, con casi medio siglo de diferencia.

Mortificados.

Con esos antecedentes, y una historia audiovisual relevante, hemos sido incapaces de consolidar un certamen cinematográfico de prestigio. La historia interrumpida de la Mostra, y su posterior reactivación con zancadillas incluidas desde la misma acera botánica demuestran otra vez la incapacidad para unir cultura con turismo. Ahora la progresía oficial prefiere ofrendas, procesiones y desfiles. Espiritualidad contra hedonismo.

Uno de los carteles de la época que promocionaban la película con otros eventos, como los toros.

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