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Opinión | tribuna

Defender la alegría

Hace aproximadamente 15 años de aquella plataforma de la ceja en apoyo a Zapatero. ¿La recuerdan? Un grupo de artistas se armaron con los versos del conocido poema de Benedetti ‘Defensa de la alegría’ frente al fatalismo sempiterno el PP. «Defender la alegría como una trinchera» cantaba Serrat. «De la ajada miseria y de los miserables». Ya en 2008, al igual que hoy, aquellos que tienen un arraigado sentido patrimonial del poder atacaban al gobierno sin más argumentos que el grito del cenizo agorero. A los medios y periodistas que replicaban ese argumentario de terror y catástrofe les bautizó el periodista José María Izquierdo en su fantástico libro Los Cornetas del Apocalipsis. Su incesante cantinela fue dibujar a los ojos del votante la imagen de una España siempre amenazada por todos menos por quienes al fin, lejos de salvarla, simplemente la saquearon: ellos.

No sé si lo han notado pero tres lustros después seguimos igual. El fin del mundo ni está ni se le espera. Pero como si lo de la hemoroteca no fuera con esta gente, siguen con la misma estrategia: ni una propuesta, idea, argumento o alternativa. El combustible con el que alimentan el motor de su campaña sigue siendo el odio al diferente, la incertidumbre y el temor a cualquier escenario futuro que no les sitúe en la cúspide del poder político, económico y cultural.

Su campaña es autoinculpatoria. Mejor dicho, la inexistencia de su campaña autonómica y local delata la incapacidad para explicar su labor en una legislatura que, como oposición, han dedicado a tiempo completo al ‘dolce far niente’ y al ajuste de cuentas orgánico cuchillo en mano. Para ellos, hablar ‘sólo’ del apocalipsis no es el resultado de una decisión estratégica. En el fondo, sólo son fieles a la esencia de su ideario. Y es que algunos a esto de la alegría, como a la ropa o a los derechos, sólo le ven la gracia si es en exclusiva.

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