Ágora

Pasado o FUTURO

Sandra Gómez

Sandra Gómez

En ocho años València ha pasado de ser conocida por la corrupción del Partido Popular a ser la ciudad más saneada de España, la que más empleo crea, la que atrae las principales inversiones o es elegida capital verde europea.

Tras esos logros está el esfuerzo de toda la sociedad y, con toda humildad, también el trabajo del PSOE al frente de las principales áreas de gestión del Ayuntamiento o liderando la Generalitat de Ximo Puig. Como lo está en las medidas del Gobierno de Pedro Sánchez para que logremos una ley que impulse la vivienda como un derecho, la subida de las pensiones o el aumento del Salario Mínimo.

Como tú, yo también estoy orgullosa de lo que hemos hecho en favor de la mayoría. Nadie tiene que aguantar hoy que le reprochen la imagen de políticos corruptos. No protagonizamos las páginas de tribunales, salvo cuando vemos sentencias que pertenecen a gobiernos del pasado como la de la visita del Papa. Costó mucho dejar atrás esa época. Lo sé en primera persona, porque fui abogada en la denuncia de esos casos.

Pero a pesar de lo que costó, podríamos caer en el riesgo de conformarnos. Lo que aleja la posibilidad de volver atrás es precisamente demostrar que esta ciudad no se conforma y puede más, que las cosas funcionan mejor cuando el modelo y las prioridades son otras. Por eso, quienes queremos una València que crezca, en la que podamos y nos guste vivir, no podemos pensar que todo está hecho y menos con los retos actuales: el precio de la vivienda, la necesidad de un sistema de bienestar que alcance todas las edades, desde el nacimiento hasta las personas mayores, o seguir reduciendo la precariedad y mejorar la relación entre el tiempo de vida y el de trabajo.

Las elecciones de 2023 son, como fueron las de 1979, las que determinarán la València de los próximos veinte años. Si volvemos al modelo de la especulación o seguimos avanzando en el de la economía real, si construimos nuevas autovías urbanas o corredores verdes, si hacemos una ciudad para unos pocos o defendemos el derecho a la ciudad para todas y todos. Debates que suenan a cuando esta ciudad escogió entre río verde o autopista, al momento de impulsar la constitución de los institutos tecnológicos en el entorno metropolitano o el desarrollo de nuestras universidades públicas que siguen hoy generando una huella de progreso que nunca alcanzó ningún gran evento y al despliegue de dotaciones en nuestros barrios que fueron abandonado durante las dos décadas siguientes, porque sólo se edificaba aquello que generaba dinero asociado al ladrillo. Lo mejor que tiene València se lo debemos a que en 1979 la ciudad escogió su modelo de futuro con Ricard Pérez Casado.

Quienes queremos una ciudad progresista, mediterránea y europea debemos saber que llega el momento de escoger de nuevo. Que es evidente que no podemos volver al pasado, que no es una opción quedarnos parados, que necesitamos un proyecto y un liderazgo que tenga la vitalidad y la capacidad que tiene hoy València.

Por tanto, la elección que deberemos tomar es sencilla, pero crucial. ¿Esta ciudad quiere pasado o futuro? De eso van estas elecciones. Yo quiero arremangarme para que el futuro sea de València.