Tierra de nadie
Murciélagos
La vida está llena de corrientes mentales subterráneas. Algunas sirven para perder las elecciones y otras para perder la vida. También hay corrientes mentales subterráneas que ayudan a ganar algo, pero desde el momento mismo en que se gana se comienza a perder como se comienza a morir desde el momento mismo de nacer. También desde el instante en que se toca fondo se puede dar una patada al suelo y comenzar el ascenso. De todo esto no nos damos cuenta porque vivimos mayormente en la superficie, en la cáscara. Es preciso que aparezca una humedad en la pared del cuarto de baño para que nos acordemos de las tuberías empotradas. Conviene sin embargo pensar en ellas también cuando el agua no se desvía de sus cauces. Los análisis clínicos sirven para conocer los niveles de colesterol antes de que reviente una vena. Un cardiólogo amigo mío decía que había que ir al médico cuando se estaba bien. Él no iba porque creía «estar» en el médico y falleció de un infarto.
Las corrientes subterráneas, decíamos.
A veces nos apetece votar a un partido cuando sabemos que lo conveniente es votar a otro. Ese deslizamiento entre lo que ocurre por arriba y lo que sucede por abajo puede provocar una dermatitis en la superficie o una úlcera en el estómago, cuando no las dos cosas. Se llama psicosomática. Alejandro Sanz contaba hace poco que todo el éxito que tenía por fuera se convertía, dentro, en una gusanera. Cuando el cansancio de vivir abre una grieta en la piel del éxito, como le ha ocurrido al cantante, se acuerda uno de que conviene mantener las tuberías todo el año. El PSOE no ha comprendido aún el resultado de las elecciones porque se ausculta poco.
Podemos ha pasado de ser el número uno en intención de votos a partido extraparlamentario en Madrid, donde nació, por no vigilar día a día los niveles de creatinina en las arterias. Lo mismo le ha ocurrido a Ciudadanos, cuya líder, Arrimadas, se acaba de despedir, aturdida, de la política. Debajo del verano, en fin, late el invierno y viceversa como debajo de las palomas aletean los murciélagos.
Lo que hace falta es que sea para bien.
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