EL DESLIZ

Yolanda Díaz y Feijóo, dos contra el reloj

Pilar Garcés

Pilar Garcés

Qué inquietud, saber si Yolanda Díaz consigue inscribir una coalición electoral con cierto empaque para las próximas generales antes de que acabe el plazo mañana antes de media noche. Tic tac. No se vivía un suspense semejante desde la famosa serie 24, en la que el agente Jack Bauer resolvía a contrarreloj situaciones a priori imposibles. Cada capítulo infartante duraba una hora y cada temporada un día, que era el plazo dado por las fuerzas del mal para acabar con la democracia americana. No solo el protagonista, encarnado por el actor Kiefer Sutherland, era rubio y carismático como la vicepresidenta económica de España, sino que, igual que ella, se pasaba buena parte de las tramas luchando contra los suyos. Los palos en las ruedas de los propios obligan a malgastar más energía que las amenazas despiadadas a la seguridad nacional. Jack Bauer, un héroe de la cadena ultraderechista Fox, solía acabar triunfando con puntualidad, después de neutralizar fuegos amigos y enemigos. A él no le hubiera ocurrido el fiasco de las izquierdas en las autonómicas andaluzas, que por mucho discutir llegaron tarde para presentar una lista conjunta y salieron trasquiladas. Porque si a Jack le estallaba la bomba, la serie desaparecía de la parrilla y a otra cosa, mariposa. Ese apremio del héroe no se sufre en política, donde es fácil apoltronarse y pensar que, bueno, no importa tanto correr hacia la luz, ya ganaremos la temporada que viene porque para eso somos los buenos. Tal vez por falta de instinto de supervivencia, los distintos partidos progresistas andan esta semana en un lío de negociaciones que no salen, acusaciones veladas, declaraciones cruzadas, vetos, silencios inoportunos e indecisiones varias mientras se cumple el plazo legal para concurrir juntos a las elecciones anticipadas del 23J. Con el marco incomparable, además, del fracaso electoral de Podemos, la desaparición de facto de sus líderes orgánicos y Pablo Iglesias enredando y metiendo cizaña, como buen tertuliano. Dan por hecho que la prota acabará cortando el cable salvador en el último segundo. Si Yolanda Díaz, con el chaleco antibalas hecho unos zorros, llega al fin de semana con una lista para que le pongan el sello en la ventanilla correspondiente será un milagro.

De inmediato tendrá que poner una voz única y creíble a la jaula de grillos de la que sale, y cuadrar un programa que no moleste a nadie y que a la vez resulte una alternativa al bipartidismo, que quiere resurgir de sus cenizas. Pedro Sánchez ha propuesto seis encuentros televisados cara a cara a Alberto Nuñez Feijóo para que éste acepte uno; si le llega a ofrecer uno se lo habrían rechazado. Ambos contrincantes actúan como si fuesen a conseguir mayorías absolutas que les permitan gobernar en solitario y hubiese retornado aquella antigua alternancia tan cómoda para PP y PSOE. Atrás han quedado los nutridos debates de la última campaña entre la nueva y la vieja política. Sumar se encuentra en proceso de parto sin epidural, y Vox parece acomplejado y apático pese al propicio 28M. En plena regresión, no es de extrañar que el líder del PP se vea en la Moncloa y haya prometido que si gobierna extinguirá el Ministerio de Igualdad, dejándolo en una subsecretaría de Estado, «como en mis tiempos». Pensábamos que su tiempo era el futuro, pero resulta que es el pasado.

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