En los años 80 se inició en Francia una serie de juicios a políticos que trabajaban para Valéry Girard D’Estaing que colaboraron en el Gobierno de Vichy deportando a más de un millar de judíos de Burdeos al campo de Drancy, entre ellos más de 130 menores. Uno de ellos era Maurice Papon que en 1981 era ministro de Presupuestos. Tras años de investigación histórica fue acusado de crímenes contra la humanidad. En su alegato de defensa Papon justificó su desconocimiento de la solución final. Arno Klarsfeld, abogado acusador, expuso lo siguiente: "Creyendo que ceder en las pequeñas cosas no tiene consecuencias, todo acaba por acumularse, una ramita tras otra, un compromiso tras otro. Es fácil encontrarse en el cruce de caminos entre el bien y el mal. Se acepta, se acepta. Se cede a uno mismo. Se olvida el hombre que se ha sido, el hombre que se debería ser. Uno se considera espectador cuando ya es un protagonista. Y, de manera natural, se acepta lo irreparable". Cada coma, palabra y punto de Klarsfeld es una descripción de dos cosas: primera, del trato condescendiente de la democracia española frente a los nacionalismos; segunda, la lógica política mendaz y suicida de Pedro Sánchez en torno a la amnistía y su concesión sin límites a las exigencias de Puigdemont. Seamos claros. La amnistía conforme se ha planteado es una gran mentira. La alternativa es, y podría plantearse, un referéndum en todo el país o unas elecciones donde se plantee de forma abierta y sin atajos la caducidad de la Constitución o la creación de otra que contemplara las exigencias mismas del huido de Waterloo. Ahora bien, si se acepta esta amnistía reconocemos de facto que todo lo que hizo la democracia española, los instrumentos del Estado de Derecho, los jueces, los fiscales y cualquier persona que defendió la ley en 2017, fue ilegítimo y, por el contrario, los que vulneraron la ley y estuvieron a punto de provocar una contienda civil y los que declararon la independencia estaba bien hecho. Es más, quien está a punto de concederla, el presidente del Gobierno se comprometió en público a traer a Puigdemont a España, no para pasearse victorioso, sino pare ser juzgado.

Algunos iluminados cercanos al Gobierno equiparan esta amnistía con la del 78. Es incomparable porque se produjo en el paso de una dictadura a la democracia y se normalizaba a las personas, sobre todo del Partido Comunista, que lucharon contra el franquismo y querían formar parte del periplo democrático de España. No olvidemos que Sánchez se postuló en contra de la amnistía en campaña electoral porque ya había desinflamado el conflicto catalán y no cabía, por tanto, dicha posibilidad que lleva, además, a una enmienda a la totalidad del Estado de derecho español y sus instituciones nucleares. ¿Cómo? Ya se dieron los indultos, la derogación de la sedición y la rebaja de la malversación. ¿Hacía falta más? Se han ido cediendo, desde hace años, en todo, y los nacionalistas jamás han hecho autocrítica. Han seguido provocando con carta blanca para sus abruptos. Siguen tensionando sus sociedades de origen contra aquellos que se enfrentan a su discurso hegemónico. Y siguen, y seguirán. Lo de las lenguas cooficiales es un eslabón más en todas las cesiones sin saber sus consecuencias al aceptarlas.

Todo ello llevado a cabo por un Gobierno de progreso que propugna la desigualdad entre los españoles. Tendrás más privilegios según donde vivas y la lengua que hables. ¿No era la izquierda la garante de la igualdad y el dique de contención contra los poderosos que bordean la ley? Ya dijo Cicerón en su libro La República que "el buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretenda hacerse superior a sus leyes". La democracia no puede venderse por un sillón presidencial. La tesis de Sánchez: "Una crisis política nunca debió judicializarse", es decir, podemos delinquir impunemente siempre y cuando se aleguen motivos políticos. Tremendo. Es al revés: una crisis política jamás debería legitimar la comisión de delitos. Si no fuera así, Papon no habría sido juzgado por sus delitos contra la humanidad. ¿Gobierno de progreso, pues? Ustedes mismos.