Opinión | bolos

Consultas de Sánchez y Feijóo

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez (i), se reúne con el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo (d).

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez (i), se reúne con el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo (d). / Eduardo Parra - Europa Press

Nada fácil lo tiene Pedro Sánchez para atar los votos de su investidura, y mucho menos para una legislatura larga. A la complejidad aritmética y a pesar de la vuelta al pragmatismo del soberanismo catalán, se añade ahora el conflicto entre Israel y Hamás, que vuelve a entretener a la izquierda woke. Tras la semana de conversaciones con los grupos, Ferraz contiene la respiración, pues al voto a favor de Bildu, y el más que probable de ERC, PNV y BNG, falta sumar a la plataforma de Yolanda Díaz y convencer a Junts. Puigdemont tiene ganas de volver a casa y eso ayuda al líder del PSOE, pero, en cambio, se atisban corrientes subterráneas en la inestable coalición de la vicepresidenta en funciones. Hay una vieja chanza muy repetida durante el tardofranquismo que define a la perfección lo que es Sumar, dice así: «¿Qué es un trotskista? Un partido. ¿Dos trotskistas? Un partido y una corriente. ¿Tres trotskistas? Un partido, una corriente y una escisión. ¿Y cuatro trotskistas? La cuarta Internacional. ¿Y cinco? Nunca se ha visto tal cosa».

Ante tal panorama, Sánchez cuenta con la cohesión interna de los socialistas, más allá de los intentos impulsados y ampliados por el entorno popular. Tanto si hay acuerdo para su reelección, como si no, el líder del PSOE va a darse un paseo por sus grandes federaciones y alguna agrupación estratégica, con el propósito de hacer pedagogía de la investidura, si fuera el caso, o preparar a los suyos para la repetición electoral. Incluso en el primer caso, está prevista una consulta a las bases para refrendar ese pacto múltiple que desmonte el relato del PP sobre los buenos y malos socialistas.

El tiempo corre en contra de Sánchez, pero también de Feijóo. El líder del PP, si no quiere desfondarse más, debería hacer caso a sus asesores en Cataluña, dejarse caer más por Barcelona, y con el tiempo hacerse un Cameron y proponer él una consulta en Cataluña, que como en Escocia, zanjaría el debate en varias generaciones. Todo muy complicado, pero siempre es cuestión de buenos asesoramientos.

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