Opinión | A Vuelapluma

València

La 'zascapolítica'

Me repatea la palabra ‘zasca’ (arrastren la ‘z’ al pronunciar) y en días como el de ayer el Parlamento valenciano parece solo un furgón de reparto de ‘zascas’.

Rebeca Torró, ayer en las Corts.

Rebeca Torró, ayer en las Corts. / José Cuéllar

Perdonen el desahogo, pero qué quieren, uno es de esos setenta que ayer se conectó al canal parlamentario para escuchar el intercambio de ideas en el templo del autogobierno valenciano y lo que se lleva es un regusto agrio en el estómago. La tribuna como instrumento de azote, él ágora pública como lugar de griterío y trifulca, como escenario de vídeos cortos posteriores para redes en busca del aplauso de los propios. Me repatea la palabra ‘zasca’ (arrastren la ‘z’ al pronunciar) y en días como estos el Parlamento es solo un furgón de reparto de ‘zascas’

Uno de esos vídeos es el de la síndica del PSPV, Rebeca Torró, acusando al presidente de la Generalitat de actitud machista por guiñarle el ojo desde su butaca al finalizar la anterior sesión de control. Vaya por delante que es personal el punto en el que alguien decide que el otro ha superado la línea de ofensa. Otra cosa es si el agravio se resuelve mejor mediante el escarnio público o en una conversación privada. Por lo que supone la primera opción de poner fuego en un clima que ya venía cargado. 

Para entender a Torró hay que atender al contexto: algún que otro gesto en el pasado y, sobre todo, la sesión anterior, en la que la socialista acusó a Carlos Mazón de «comprar» al alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez, para ganar la presidencia de la Diputación de Valencia. Él respondió con un golpe rápido al hígado (figuradamente). Le dijo que ella sí había «vendido» al citado, en referencia a la separación política entre ambos, viejos compañeros de fatigas, después de la detención de aquel por el caso Alquería. La posición de ayer de Torró es una forma de decir al líder de los populares valencianos que no la va a achantar. Le ha enseñado los dientes. Lo de ayer también es un mensaje a los suyos, demostrarles que puede fajarse en el barro. El tono de euforia grupal posterior es la evidencia además de que la bronca aprieta las filas.

El problema es si nuestros representantes políticos quieren instalar estas sesiones de debate político en el lodo, en la ‘zascapolítica’, porque Mazón ya ha exhibido capacidad para el ajuste (dialéctico) de cuentas. «Esto nomás comenzó», deslizó ayer con acento no de Mutxamel sino mexicano en otro momento.

Más allá de ‘zascas’, el problema es que dos días después de un acuerdo en Madrid que puede mejorar la situación endémica valenciana de falta de recursos, de esto casi ni se habló

El mundo está muy raro, ya les digo, porque pese a que el compromiso es de PSOE y Sumar (Compromís), el que se felicitó del avance (si finalmente hay Gobierno) fue precisamente el líder del PPCV. Claro que el que se va a beneficiar si el acuerdo llega a tener efecto es su gobierno, pero la alegría debería ser compartida, porque demuestra que la unión en este asunto puede dar algún fruto. Tardío e incompleto, pero un buen fruto.

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