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El "feminismo" de la Consellera de Justicia e Interior de la GVA

Personal del servicio de limpieza, esta semana, en las Corts / JM López
Elisa Núñez Sánchez, Consellera de Justicia e Interior de la GVA, afirma que ella no está en guerra con los varones haciendo ver que algunas sí lo estamos. Se equivoca. Porque si hay alguien que está en guerra, son precisamente los varones contra las mujeres. Son ellos los que, salvo honrosas excepciones, nos han encerrado en los hogares, nos han negado los derechos políticos, sociales, económicos, laborales, etc. que hemos tenido que arrancarles uno a uno con enorme desgaste. Y son varones los que han ejercido y siguen ejerciendo violencia machista sobre nosotras.
Me deja, además, perpleja, el grado de desconocimiento del feminismo que, por las declaraciones que realiza, demuestra quien ostenta la principal responsabilidad autonómica en orden a garantizar la igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres que en la Comunidad valenciana habitamos.
Sus opiniones demuestran que no conoce el bagaje de más de tres siglos de análisis y teorización feminista, y por ende, no conoce las grandes y valiosas aportaciones teóricas feministas. Me sorprende aún más que impute la «ideología de género» a las posiciones feministas radicales cuando es conocida la firme oposición del feminismo a los postulados queer que pretenden que cualquier varón que lo desee pueda ser considerado mujer, que ser mujer es un sentimiento…en la mente de los varones.
La consellera parece ignorar, finalmente, que el feminismo es un movimiento único, por lo que no cabe hablar de «feminismos», por mucho que tanto ella, como en su día hizo la Ministra de Podemos, Irene Montero, necesiten hablar de «feminismos» para encajar a la fuerza sus posiciones, a menudo contrarias a las tesis feministas.
Y es que el feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente para conseguir el cumplimiento de la agenda feminista. Por eso el feminismo no requiere carnets, ya que es mucho más exigente: solo puede llamarse feminista quien oriente todos sus esfuerzos a conseguir el cumplimiento de dicha agenda. Por eso, Sra. consellera, parta de donde parta ideológicamente:
• Si lucha para que el gobierno de la GVA del que forma parte se decida a abolir todo tipo de explotación sexual de las mujeres y las niñas (pornografía, prostitución y trata con fines de explotación sexual); si defiende también la abolición de la explotación reproductiva (gestación por sustitución, venta de óvulos), si realiza políticas activas para abolir el género, empezando por derogar la Ley Trans autonómica, abordando una sistemática y generalizada coeducación feminista (hoy secuestrada por la agenda de la diversidad LGTBI a través de la guía Els nostres cosos, els nostres drets); si se apresta a contrarrestar toda la socialización androcéntrica que nos hipersexualiza y cosifica a las mujeres…
• Si consigue que el gobierno autonómico implemente estrategias activas que reviertan la -hasta ahora- imparable feminización de la pobreza, dignificando la vida de las mujeres, con especial atención a las discapacitadas y a las migrantes por su mayor vulnerabilidad; si activa la acción positiva necesaria para romper la sistemática segregación horizontal en la elección de carreras que hace que, si el futuro es tecnológico, corramos el riesgo de que se diseñe sin las mujeres y, por tanto, sin atender nuestros legítimos requerimientos y necesidades, incrementando la desigualdad en lugar de corregirla.
• Si consigue impulsar la corresponsabilidad en los cuidados, sin pretender que la familia es cosa de mujeres como si los varones no tuvieran exactamente la misma responsabilidad en los cuidados que ellas. Como si los demás agentes implicados, gobierno estatal y autonómico, instituciones y empresas, pudieran seguir inhibiéndose de sus respectivas responsabilidades, para seguir cargando exclusivamente en las espaldas de las mujeres los cuidados gratuitos, base de nuestra menor competitividad laboral y de nuestro empobrecimiento.
• Si consigue que las fuerzas policiales y los agentes judiciales dentro del ámbito de su competencia protejan de verdad a las víctimas de asesinos machistas que claro que hay que decir que son varones y que ejercen una violencia estructural cuyo objetivo último es mantener el sistema patriarcal y el privilegio de los varones.
Solo entonces podrá decir que es feminista. Me temo que el partido que la avala, jamás se lo consentiría: ¡Hasta ahí podía llegar una mujer!, pensarán.
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