El infame cártel de la guerra

Ángeles Sanmiguel

Ángeles Sanmiguel

 “La normalización del horror, la neolengua (pilar básico del totalitarismo)”, fue el diagnóstico de Isabel, técnica en cuidados de enfermería, sobre la trasmutación del mensaje sobre atroces rituales de violencia y arquetipos de dominancia, tanto mediáticamente como a nivel de calle, referido a la masacre de Palestina. “Sanitarios palestinos por amor a la humanidad” fue una charla celebrada en el local del Sindicat de Barri d´Orriols convocada por la plataforma Sanitari@s con Palestina Valencia donde se abordó que “Los civiles, el personal sanitario, hospitales y ambulancias no deben ser un objetivo militar nunca, bajo ningún pretexto” contando para el discurso con tres doctores y los interludios musicales del profesor de guitarra, premio Euterpe de la Música y concertista valenciano Toni Cotolí. “Los muertos pobres no cuentan” sentenció el médico internista Ahmad Jubran. “Al capital le importa una puta mierda cada vida, lo que quiere es controlar una zona” apuntan desde el público. “No estamos despertando el sentimiento en las mentes, tenemos que organizarnos de otra forma” añade otro asistente. En Francia el aparato gubernamental, en base a leyes indeterminadas, tras multar y encarcelar a pacíficos manifestantes contra los asesinatos masivos de personas palestinas, “el señor presidente de Francia ha tenido que ir para atrás. España es más suave” apunta el doctor Jubran. “Occidente necesita crecer casi siempre” aporta al debate el médico Riad Lakis. “La deuda pública es asfixiante” resalta, siendo los dogmas religiosos y la codicia crecentista el meollo y eje principal de la maldad. Al convertir la política en negocio, el sujeto, “cuando llega al poder sólo piensa en crecer” utilizando para ello cualquier demagogia fantasmagórica y aberrante de calibre tal que engendra “las burradas” más insospechadas en disertantes de prosapia. Cuando en los despachos de la planta noble surge la disidencia de criterio, cosa posible aunque no habitual, nada más eficaz que “una llamada de un ministro” acerrojando cualquier subida de tono y todo vuelve al cauce de las maniobras totalitarias.

“¿Quién domina el mundo?” preguntan desde el auditorio, “¡la Media! (medios de comunicación)” afirma la misma persona. “Hay censura empresarial (en el sector) peo la peor es la autocensura” un virus limitante de inquietudes, osadía y deontología que invalida para investigar “lo que dicen unos, lo que dicen los otros”. Al surgir la pregunta de “¿qué vamos a hacer con esta charla” otro asistente asume que “no estamos accediendo a la Media” declarando la imperiosa necesidad de “hacer llegar nuestra verdad”. “¡Lo estamos haciendo mal!” se comenta en el debate.

“¡Si quieren matarnos que nos maten! ¡queremos nuestros derechos! ¡queremos volver a nuestra tierra! hemos aprendido la lección, ¡no dejamos un metro cuadrado!” exclama Jubran rememorando la progresiva colonización del territorio palestino y el subsiguiente duelo constante y hondo dolor, alimento de rabia e irreprimible resarcimiento. Desde tiempo atrás las potencias juegan con la vidas y territorio palestinos, “nos ofrecían reservas en Canadá, en Australia”, tal como hicieron los Estados Unidos con las originarias tribus indias que poblaban vastas extensiones relegándolas a míseras reservas donde si por azar se detectaba alguna interesante fuente de recursos se las reubicaba rindiendo inexorablemente pleitesía a la invasora estrategia capitalista-geopolítica-económica-financiera siempre respaldada por la violencia y el impertérritamente próspero conglomerado armamentístico de todo cariz ya sea tecnológico, biológico, químico, nuclear, biotecnológico, eugenésico, de minas antipersonas, drones artilleros, gasificación o robots asesinos dilucidadores sobre la vida y la muerte -Israel Estados Unidos, Rusia, China, Corea del Sur y Reino Unido fabrican tales autómatas-. Castigos colectivo, represalias contra bienes y personas, ataques a la población civil contravienen convenios y tratados internacionales como los de Ginebra, el de Municiones en Racimo, la Convención sobre la Prohibición del Empleo, Almacenamiento, Producción y Transferencia de Minas Antipersona, el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, la Convención sobre Armas Químicas y el tratado Internacional sobre el Comercio de Armas que a grandes productores e intermediarios no les interesa firmar o simplemente eluden sin el menor costo reputacional ni judicial embolsándose cientos de miles de millones de dólares. “Pensábamos que podíamos continuar con el control dictatorial de Gaza (…) seguimos deteniendo a miles de prisioneros palestinos, incluidos aquellos recluidos sin juicio, la mayoría de ellos presos políticos (…). Les decimos que sólo por la fuerza sus prisioneros podrán alcanzar la libertad”. “Israel castiga a Gaza desde 1948 (…) disparamos a personas inocentes, les arrancamos los ojos, les destrozamos la cara, los deportamos, confiscamos sus tierras, los secuestramos de sus camas, llevamos una limpieza étnica” escribe el periodista israelí Gideon Levy, premio Olof Palme y premio Sokolov. Por su parte el historiador israelí Raz Segal experto en genocidio “define el conflicto como un exterminio” en el que toda clase de armamento y estrategias, a cual más atroz, es utilizada como las bombas de fósforo blanco, la hambruna y el verse obligados a beber agua salada conduciendo así “el asedio a su destino final de destrucción sistemática de los palestinos y la sociedad palestina en Gaza”.

La infancia por siglos es objetivo de psicópatas de toda ralea, en cualquier asqueroso y cruel plan son víctimas fáciles de atrapar, carecen de fuerza física y malicia, tienen ilusión, son inocentes y maleables. Recientemente fue asesinado el niño palestino Yusef quien soñaba con poder mirar “pájaros y plantas” y “no oler a gas o ver a soldados por todas partes”. Jason Lee directivo de Save the Children para los Territorios Palestinos Ocupados declara: “El asesinato y mutilación de niños debe terminar” que acabe “la cultura de la impunidad”. Textos citados, publicados por la organización “palestinalibre.org”, muestran como personas adultas son capaces hasta de negar la ayuda sanitaria a niños y niñas en zonas de exterminio sin el menor remordimiento, ¿por un sueldo? ¿por una religión? ¿por un líder?

“Si alguien domina una tierra impone su lengua” Lakis relata que inicialmente el territorio palestino “era El Dorado, los primeros eran cananeos, todo el mundo vino a Palestina, si alguien tiene derecho a reclamar ese territorio son los siríacos (arameos)”. Cualquier creencia de permanencia de las culturas es aniquilada por el poder supremacista, de hecho el expresidente Roosevelt afirmaría: “El mundo es la trastienda de los Estados Unidos, vamos a utilizar la sonrisa y el látigo” tal como menciona Lakis, “Estados Unidos se basa en la dominación, lo explotan todo” añade. Kissinger, secretario de Estado norteamericano, definiendo como “daños colaterales” las muertes de civiles las deshumanizaría de un plumazo. “El colonialismo no solo tiene que utilizar la fuerza bruta sino una narrativa” y es ahí donde voces de mayor o menor impacto mediático infectan la opinión pública con discursos “a veces de muy mal gusto”, en literatura es obvio que “según lo que escriben recibe premios, no hay censura, pero hay una orientación” al igual que en el audiovisual. ¿A qué excusar la continua fabricación de armas, de “políticos espectáculo, realidades ficticias y dispositivos de seguridad para que los hambrientos del Tercer Mundo no asalten nuestras verdes canchas de golf”? anota la periodista y escritora española Margarita Rivière.

“Los judíos son tan víctimas como nosotros, son víctimas del occidental que quiere dominar el mundo, había una relación muy fluida entre judíos y árabes”, pero, “en estos veinticinco años estamos de mal en peor” afirma el ginecólogo doctor Salah Abdin. “Robaban terrenos”, los ingleses facilitaban a los judíos toda clase de armamento, desde el año mil novecientos cuarenta y ocho el pueblo palestino se convierte en refugiado, mayormente en Jordania, muchos guardan las llaves de sus casas hasta ahora. “Han robado todas las aguas, han levantado el muro de la vergüenza” , cualquier tránsito es peligroso, “no puedes ir a la universidad, ni ir a trabajar, es como si de aquí a Manises tuvieses diez puestos de control, Israel es el único país del mundo que incumple el total de las resoluciones de Naciones Unidas, Israel sigue siendo el verdugo de Palestina, no sabemos hasta cuando, es el estado de más masacres cometidas en la historia reciente, dos mil masacres a día de hoy”. Ciento veinte periodistas asesinados, diez mil enfermos de cáncer sin poder tratarse y pacientes que no pueden tener diálisis, periodistas torturados, veinticinco mil asesinatos la mayoría menores y mujeres, sesenta y cinco toneladas de bombas lanzadas, iglesias, mezquitas, hospitales, quinientas treinta y tres pueblos arrasados ¡todo es objetivo militar! Cuando este facultativo, Salah Abdin, tuvo que abandonar Jerusalén “le dijeron a mi madre que si quería traer a su hijo tú colaboras como espía, eso también lo hacen con gente que necesita diálisis, ¡esto es inhumano!”.

“Hay judíos que están a favor nuestro, nosotros estamos en contra de la ocupación, que puede ser del vecino o puede ser de mi padre, un judío es un concepto religioso esto está para engañar a la gente, mañana yo puedo ser judío, nosotros en Palestina no somos los culpables del Holocausto” apunta Jubran. Ingleses y franceses mediante el acuerdo denominado Sykes-Picot, firmado en mil novecientos dieciséis, “van dividiendo como les da la gana” el territorio. “Jerusalén no tiene nada que ver con los hebreos, Israel ha creado un país para desunir, Israel ha sido creado para defender los intereses imperiales, el imperialismo tiene que trabajar, ese portaviones necesita siempre combustible, pero el que se muere al final no es americano”. El veintisiete de enero España se manifiesta solidaria con Palestina de manera unitaria en Madrid, y el sindicato libertario y anarcosindicalista CGT País València i Murcia (Confederación General del Trabajo) asiste fletando un autobús desde Valencia para afiliados, afiliadas y público en general, tal como alude su secretario general Juan Ramón Ferrandis presente en el encuentro de Orriols. “La meta de Israel es destruir a los palestinos de Gaza. Y aquellos de nosotros que observamos en todo el mundo no estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad de impedir que lo hagan” sentencia el aludido Raz Segal.

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