Opinión | La ventana

El mismo que viste y calza

En enero de 2020 Borja Sémper abandonó definitivamente la política y, tras 25 años de dar el callo en su tierra, algunas de las razones que se esgrimieron fueron estas: las discrepancias con Génova por el acercamiento a Vox; el enfrentamiento con Cayetana; su rechazo al clima de confrontación y a «convertir al adversario en un enemigo», aunque él lo redujo todo «a la necesidad de darle a la familia otra perspectiva y de explorar una forma distinta de vivir». Desde las hordas de Abascal -amigo suyo- lo tildaron en esas horas de uno de los socialdemócratas que anidan en las huestes de Casado. No hace falta añadir que hacía tiempo que se analizaba la crisis de la socialdemocracia.

Tras asegurar en rueda de prensa que la decisión suponía «el fin de una etapa» con su pareja, la actriz Bárbara Goenaga presente, se incorporó a la dirección de una consultoría puntera. Dado que una actividad de esas características no podía llenar un espíritu tan elevado escribió un segundo poemario bajo la inscripción «Cosas que pasan» y protagonizó junto a Eduardo Madina un podcast de puro buenrollismo titulado «La ínsula». También dejó un hueco para que le hicieran un retrato televisivo en el que sentenció: «En un momento en el que hay demasiada relatividad sobre muchas cuestiones, que se ha vaciado el contenido de las palabras creo que es importante que algunas cosas queden bien fijadas». Y quién mejor sin duda.

La constatación es que al cabo de tres años Borja es portavoz nacional del partido; contribuye a que el ambiente sea cuanto más irrespirable mejor investido como uno de los arietes en la tarea de componer perrerías naturalmente sobre Sánchez; Álvarez de Toledo va para puntal que se las pela y la formación no es que esté arrimándose a Vox, sino que gobiernan juntos donde haga falta. Todo porque Feijóo le dijo «vamos a ver si conseguimos «insulizar» la vida política española» y acudió al primer toque de corneta, henchido de satisfacción. Así se escribe la historia. Qué poético es todo. Definitivamente.

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