Opinión | Punto y aparte

Más voz para la fallera mayor

Ya es hora de abrir más espacios en actos institucionales para que la máxima representante de la fiesta y su Corte puedan expresarse más, visibilizarse más y evidenciar la alta formación que tienen todas ellas.

Berta Peiró, nueva fallera mayor de València, tras su elección.

Berta Peiró, nueva fallera mayor de València, tras su elección. / Miguel Angel Montesinos

València ya tiene Falleras Mayores para el año 2025. Una mujer y una niña serán las máximas representantes de la fiesta valenciana más internacional que tenemos junto, no nos olvidemos, la Tomatina de Buñol. Como las niñas son niñas, a ellas solo les podemos exigir que cumplan con lo que debería poder hacer cada niño del mundo en cada oportunidad que tenga: jugar y pasarlo bien. También siendo falleras mayores. 

Pero mi artículo hoy busca reflexionar, desde la perspectiva de alguien que reivindica la igualdad, sobre la necesaria actualización del papel que, en esta época, tiene todavía la fallera mayor de València. No es creíble, ni justificable, ni comprensible que en pleno siglo XXI, con mujeres gobernando y gestionando importantes ámbitos de poder, la figura que escenifica una de nuestras más profundas tradiciones tenga una voz tan escasa. Porque no la tiene, no nos equivoquemos. Quienes no formamos parte activa del mundo fallero, al cual asistimos como meros pero amantes espectadores de la fiesta, solo escuchamos las palabras de la embajadora de la fiesta en dos ocasiones: la Crida y durante los 19 días de mascletà cuando ordena al pirotècnic que ya puede prender la mecha. Ni una sola vez más. Dos veces.

Estoy convencida de que quien forme parte activa del día a día del ámbito fallero más estricto podrá escuchar a la Fallera Mayor de València en bastantes más ocasiones, pero cuesta creer que en tantos años y gobiernos diferentes, también los ocho de la izquierda, nadie haya dotado a esta figura de embajadora de más contenido público, más proyección y más responsabilidades, teniendo en cuenta, además, la altísima formación que tiene en la actualidad una gran parte de sus aspirantes. Perfectamente podrían intervenir en numerosos foros y debates -ellas y las mujeres que integran las Cortes de Honor- sobre infinitas cuestiones relacionadas con la ciudad, la fiesta, su futuro y su presente, por decir algo. O abriéndoles espacios en actos institucionales para que puedan expresarse más, visibilizarse y representar los valores por los que han sido elegidas. Hay muchas ideas, opiniones y experiencias a transmitir detrás de cada una de estas mujeres que no tengo ninguna duda de que enriquecerían el legado fallero. Solo hace falta un poco de valor político para darles ese espacio y ese micrófono mediante el que proyectar, sin miedo, su voz. 

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