Opinión | tribuna
Día Internacional para la Erradicación de la pobreza
El 17 de octubre se celebró el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, que es el número 1 dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Aunque acabar totalmente con la pobreza sea utópico, los esfuerzos de las naciones y de los individuos para acercarse lo más posible a esa meta siempre serán loables. Para ello no está de más promover una mayor sensibilidad social en todos los ambientes. De nada sirve que un gobierno o muchos se empeñen en acabar con la pobreza, si desde la ciudadanía miramos hacia otro lado. Que cada 17 de octubre actualicemos los esfuerzos para terminar con esta lacra no deja de ser el reconocimiento de un sonoro fracaso mundial: somos muy lentos para reducir la pobreza, a pesar de la enorme riqueza que poseemos a nivel global. En occidente, recursos y alimentos nos sobran, aunque el reparto sea desigual. En muchos lugares, la basura se amontona -también en los países en desarrollo- y se desecha comida en todos los países desarrollados. Lo que nos falta, sin duda, es mirar con una mirada distinta. Mirar a las personas necesitadas como líderes de su propio desarrollo, ayudándoles pero respetando su forma de ser y su cultura.
Que el mundo es cada vez más pequeño es una realidad palpable, gracias a la mejora de las comunicaciones y el transporte. Ya no hay excusa para ver con horror, pero con indiferencia, las hambrunas que en cualquier lugar del planeta están ocurriendo. Se puede luchar contra las situaciones de pobreza, por lejanas que parezcan. Pero toda ayuda ha de ser respetuosa, sin humillar, sin ofender. Además, está en nuestra mano ayudar mejor: de corazón, sin discriminaciones de ningún tipo, no solo materialmente -eso es demasiado fácil-, sino acompañando en el esfuerzo por mejorar situaciones no meramente puntuales. Yendo a la raíz del problema y sabiendo que, si en tantas esferas de la vida todo ha de ser sostenible, las ayudas también. Y las ayudas más sostenibles de todas, como es bien sabido, son la educación, la formación intelectual y profesional: que niños y niñas puedan tener acceso a una buena educación que facilite el conocimiento y una buena formación profesional y técnica. A esto último se dirige otro ODS, el 4, que busca garantizar el derecho a la educación de calidad. Si queremos un mundo mejor, los Objetivos 1 y 4 deben ir de la mano: fin de la pobreza y educación de calidad para todos y todas.
Hay muchas ONGDs empeñadas hace tiempo en esta lucha contra la pobreza que proporcionan muy diversas ayudas, de acuerdo con su propias prioridades y señas de identidad. Unas reúnen medios materiales de todo tipo y los hacen llegar a los lugares necesitados, en colaboración con entidades acreditadas en el terreno. Otras inciden en la opinión pública para formar e informar sobre las realidades de nuestro mundo, tan injustamente desigual. Otras se enfocan en ofrecer formación adecuada, para que sean los propios destinatarios quienes alcancen mejores medios de vida.
En la Fundación Mainel, como en muchas otras entidades valencianas, trabajamos en estas tres líneas pero siempre teniendo claro el protagonismo de las personas que, en situación de pobreza o de falta de educación, solo necesitan una ayuda para salir adelante por sí mismas. Nada más, y nada menos.
- Rescatan a un menor que se encontraba en una barca hinchable en la playa de la Malva-rosa
- Matan a un hombre y queman su cuerpo en un campo de cultivo de Llíria
- La Guardia Civil investiga el asesinato de un joven de Llíria tras hallar su cuerpo quemado en un campo
- ¿Por qué tengo ojeras si duermo bien? Descubre las 4 enfermedades que pueden ser la causa
- El sensor del Poyo solo controla la mitad de caudales de toda la cuenca
- Tratan de rescatar a cuatro hombres atrapados en la cueva dels Sumidors de Vallada
- Un ciclista muere y su hijo de 14 años está herido tras ser arrollados por un coche en Calp
- La sonrisa de Laia y su lucha contra el síndrome Kars