Opinión | un millón

600 y 13 rue del Percebe, hoy

El franquismo decidió que la clase media se construyera sobre un coche utilitario y una vivienda en propiedad y así seguimos porque nunca se valoró plantear una alternativa. En los últimos años vemos el avance hacia el retroceso en que se venden coches usados a precio de nuevos y en que para los precios de la vivienda, en alquiler o en propiedad, no hay techo.

Se espera por el coche nuevo como se aguardaba por el Seat y se acepta el color que te den para no demorar más como en los días en que los 600 eran verdes. También existe el vecino de 13 rue del Percebe que vive en la alcantarilla, no sabemos si de okupa de la empresa de alcantarillado o de alquiler en una infravivienda anunciada por un desaprensivo en un portal inmobiliario. La clase media desaparece y no sabe uno qué es causa y qué efecto.

En la España del desarrollismo la clase media estaba en construcción y se ascendía cuando se compraba el coche o se habitaba tal barrio. Aunque había parámetros para determinarlo, se pertenecía a la clase media por comparación, cuando no eras pobre ni rico, cuando no viajabas en primera ni en tercera y eso, que se mantiene en no comprar el ataúd más barato aunque arda mañana, creó una manera de entender la vida que justificó la victoria del centro en la Transición y la búsqueda de su voto hasta hoy.

Ahora se es de clase media por una formación, un tipo de trabajo y unas aspiraciones aunque sea el tramo de ingresos y modales en que no hay manera de formar una familia joven ni dónde caerse vivo.

La clase media era una aspiración porque se venía de la clase baja obligatoria de un país históricamente injusto y de una larga posguerra cruel y miserable y porque la economía de Occidente fabricaba ese colchón social. Ahora la aspiración en la clase media mundial culmina en no ser expulsado de ella, en no reconocerlo o en disimular.

Al tiempo, la democracia recula y el voto no tiende al centro sino hacia los extremos. Así vamos

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