Opinión | Punto y aparte
Íñigo Errejón, otro macho alfa
Un agravante de la violencia machista es cuando no se ve venir y llega de manos de personas que han gritado siempre que los derechos y la voluntad de las mujeres son lo primero. Porque lo primero, en el momento de la verdad, son siempre sus deseos.

Errejón durante un acto de campaña en València. / Kai Försterling
La que les escribe tiene ya la suficiente edad y un oficio en el que se ve de casi todo como para no sorprenderse de casi nada. Menos todavía, en lo que al mal trato a las mujeres se refiere. Ustedes como lectores y yo como periodista podríamos enumerar de memoria en apenas unos segundos decenas de casos de violencia machista, abusos sexuales, acoso, amenazas, insultos, manipulaciones y demás agresiones a mujeres de nuestro entorno, desde abuelas y bisabuelas hasta amigas, conocidas o vecinas. La llamada ‘luz de gas’ - en inglés, ‘gaslighting’- no es más que lo que muchas y muchos hemos visto producirse con según qué tipo de personas y es la manipulación psicológica constante que te hace creer que lo que has visto, oído o sentido no es como tu lo has visto, oído o sentido. Básicamente, que es mejor que te cuestiones tus percepciones porque seguramente sean incorrectas. Por ejemplo: si te tocan el culo en el autobús, te giras y reprochas al agresor lo que acaba de hacer, lo más probable es que te diga que él no ha hecho eso y que te lo estás inventando con la intención de menoscabar tu percepción de lo que acaba de pasar.
Sea mediante ‘luz de gas’ o sea tocando lo que nadie te ha dado el permiso de tocar, la cuestión es que el movimiento feminista de este país está poniendo en solfa a unos cuantos machos alfa que hasta ahora todavía se creían, increíblemente, impunes. Algunos de ellos no se esconden y todavía se ven venir, con la caspa rebasándoles las hombreras, sus proclamas contra lo que llaman ‘chiringuitos’ y una copa de Soberano en la mano, por aquello de que es cosa de hombres.
Pero los otros, ay los otros... Ésos a veces se nos cuelan, bien camufladitos bajo el aspecto, por ejemplo, de un joven con gafas, inofensivo y jovial. Un chico con aspecto de intelectual sosegado, de esos que hasta dirías que podría ser el mejor amigo de cualquier mujer, que sabe escuchar. Un tipo como, por ejemplo, Iñigo Errejón, un político supuestamente progresista que ha hecho carrera, principalmente, gracias a un discurso en el que la igualdad de derechos entre mujeres y hombres es un pilar fundamental. Fundamental. Tanto en Podemos como en Sumar. Y no se creía ni una palabra.
Machos alfa
¿Es peor un macho alfa de derechas que uno de izquierdas? Ni peor ni mejor. Son el mismo macho alfa. No hay diferencia por mucha etiqueta que uno se ponga. Es un machista de manual que no conoce donde están los límites con una mujer ni parar cuando ésta le dice que ‘no’. Aunque, eso sí, nadie que se autodefina progresista puede ser machista. Las cosas como son. Por pura coherencia ideológica. Nadie que salga a la calle a defender abiertamente los derechos de las mujeres o que fomente en su casa, en su trabajo o donde sea valores de igualdad, puede obligar a una mujer a hacer algo, tocar algo o besar a alguien en contra de su voluntad. Sexualmente o no. Nadie.
Esto no quiere decir que los diputados que amparan la violencia machista tengan vía libre para cometer sus tropelías impunemente porque, total, ellos no quieren a las mujeres. Sobre su cabeza, todo el peso de la ley. Pero a la clase política en general, a toda, se le debe presuponer siempre ejemplaridad. Porque lo que uno hace en su vida privada siendo cargo público debe tener consecuencias. No puedes agredir a las mujeres en tu casa o donde sea y pensar que no te va a pasar nada, Iñigo. Ya no. Eso antes. Y nadie mejor que tu debería saberlo. Excompañeras de partido tuyas hasta hicieron una ley para que quedara por escrito que ‘no es no’. Y tu, Iñigo, ni te las has leído ni te has enterado todavía de qué va.
- Gana el bote de Pasapalabra después de 260 programas
- Okupan el chalet de Antonio Machado en Rocafort propiedad del Consell
- Llegan nuevos concursantes a Pasapalabra: ya se sabe el día
- Exalumnos de Saragossà le piden que no ayude a PP-Vox con el topónimo de València
- Manu de Pasapalabra, condenado
- Los ciudadanos de Estados Unidos se lanzan a comprar viviendas en València
- La Policía investiga la violación grupal a un hombre tras una cita por internet
- Un fallecido en una brutal colisión de dos camiones en la salida de la AP-7 en Ondara