Opinión | Análisis
Copa del América, solo con rigor y lealtad
València, con la Marina ya preparada, tiene más argumentos hoy, ya que el gasto será muy inferior, pero la candidatura va a tener complicado prosperar si no funciona la lealtad institucional y se opera con rigor total
Uno de los últimos misterios de la política es cómo el alcalde socialista de Barcelona, Jaume Collboni, ha pasado en pocas horas de defender el éxito de la Copa del América a anunciar una «desconexión amistosa» y defender que se planteó como acontecimiento «singular». Parece que esas vacilaciones se han trasladado al socialismo valenciano, con una primera reacción ante la posibilidad de que la regata vuelva a València que ha dado pie a Consell y PP a desnudar las diferencias de trato con la capital catalana. De nuevo, la izquierda fracasa al tratar de entrar en matices. Tiempos duros para los tonos grises.
Lo nítido es que el PP va sin freno. Carlos Mazón y María José Catalá llevan tiempo trabajando y van lanzados a por la edición 38 de la Copa del América. Tendría algo como de cierre de círculo simbólico tras la imagen de exceso de las dos ediciones valencianas, celebradas justo antes de la última gran crisis económica.
Mientras, la primera declaración de Diana Morant evidenció, como mínimo, desapego. «No es la prioridad», dijo. Y señaló que el dinero se podía destinar a vivienda, la gran reivindicación social del momento. Lo ponía fácil a los dirigentes del PP, que recordaron al minuto que lo mismo podía haber dicho de los 18 millones que el Gobierno ha destinado al acontecimiento en Barcelona.
Transcurrido el fin de semana, el PSPV modula el discurso. No está en contra de la Copa del América en València, sino que teme lo que pueda ocurrir con el proyecto en manos del PP. Pero si eventos así solo caben con unos gobernantes, parece un concepto algo estrecho de la democracia.
No obstante, uno entiende cierta prevención del Gobierno, progresista, que acabó pagando 400 millones por la Copa del América de València y se ha visto habitualmente señalado como el hermano malo y apartado de fotos.
Quiero decir que la candidatura actual va a tener complicado prosperar (lo más probable es que València tenga competencia) si no se mejora en lealtad institucional y se opera con rigor total. Tiene toda la pinta de que la decisión de Barcelona ha estado motivada por el desacuerdo económico con el organizador. Por ello, estaría bien conocer (con toda la luz) el precio del canon que València tendrá que afrontar y el reparto de ese coste entre instituciones.
Es verdad que, hoy, la ciudad, con la Marina ya preparada, tiene más argumentos, ya que el gasto será muy inferior. Con todo, los tiempos cambian, la urbe es otra, empiezan a verse los efectos del turismo descontrolado y aparecen matices de qué viajante invocar y qué ciudad proyectar. Existen además retos sociales (como el de la vivienda asequible) que no pueden quedar relegados por ningún proyecto.
Así que Copa del América, sí, pero con rigor, transparencia y lealtad. Es más, sin esa confluencia, es posible que se escape.
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