Opinión | Bolos

"Valencia, la gran silenciada"

Es urgente atender el consuelo de los familiares de las víctimas y la rápida recuperación de la movilidad, pero al mismo tiempo hay que asumir las responsabilidades para construir los necesarios consensos básicos.

Portada de hoy de Levante-EMV

Portada de hoy de Levante-EMV / L-EMV

El discurso de Martí Domínguez, director de Las Provincias, como mantenedor en las Fallera Mayor de 1958 ha pasado a la historia cívica valenciana como un compendio ante la adversidad y la defensa de los intereses valencianos. Vuelve ahora a la memoria después de 67 años de la riada de 1957, una catástrofe que marcó una generación y provocó el cambio de la trama urbana de València, con la construcción del nuevo cauce del Turia a través del Plan Sur. La historia se repite.

Aquellas inundaciones del otoño de 1957 fueron una conmoción colectiva, como hoy. Martí Domínguez como director de Las Provincias e insigne patricio de la cultura y la sociedad valenciana se puso al frente de la protesta. Sus artículos ‘En Caliente’ levantaron el ánimo ciudadano tras la catástrofe, tanto que el alcalde Tomás Trénor Azcárraga, el marqués del Turia, también se atrevió a criticar el abandono gubernamental y a desobedecer las obligatorias consignas políticas de la dictadura franquista.

El periodista supo aprovechar muy bien el esperado discurso fallero pronunciado en el Teatre Principal, que fue retransmitido por radio y posteriormente editado por la entonces popular editorial Bello. Su alocución, titulada “Valencia, la gran silenciada. Cuando enmudecen los hombres... ¡Hablan las piedras!”, fue un grito reivindicativo donde denunciaba la falta de interés del Gobierno por València; pero al mismo tiempo criticaba la actitud de los propios valencianos ante su destino. Una enseñanza para ahora que disponemos de gobierno propio desde hace tiempo.

Porque los hombres enmudecen a veces. Por inconsciencia, por comodidad, por cobardía. Y en esos momentos injustos de silencio, Dios permite que hablen las piedras”; “qué guapa está Valencia cuando no necesita nada, con novios en España y en Europa”; "Tres golpes ha necesitado Valencia; el tercer golpe en octubre de 1957"; “siguen callando y hablan las piedras y los elementos"; fueron algunas de sus frases más recordadas. La respuesta del Gobierno de Franco no se hizo esperar con el cese fulminante del alcalde Tomás Trénor y la amenaza con reducir el cupo de papel de prensa para el diario, lo que provocó la dimisión inmediata de Martí Domínguez como director.

El escritor y periodista aprovechó aquel discurso para alertar de la perdida de la propia personalidad colectiva, el abandono de la lengua y nuestra poca consideración como pueblo en Madrid. ¿Les suena? Aquella primogénita reivindicación autonomista de hace casi setenta años se expresa hoy en un autogobierno con muchas competencias. Entre ellas, las emergencias o las infraestructuras, que fallaron el martes. Es urgente atender el consuelo de los familiares de las víctimas y la rápida recuperación de la movilidad para normalizar la vida de muchos ciudadanos, pero al mismo tiempo hay que asumir las responsabilidades por los errores cometidos, para construir los necesarios consensos básicos. En caso contrario solo continuaremos siendo el feliz rincón de veraneo, eternamente maltratados en términos de inversión, y, por tanto, otra vez silenciados, también entre nosotros.

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