Opinión | REFLEXIONES

Caricatura de la política

Si hay un espacio para la transformación social es el de la política. Si hay una vía por donde puede penetrar el conflicto es la política. Si hay una práctica que puede ser tan noble como perversa es el ejercicio del poder político. En la complejidad de la obra La condición humana de Hannah Arendt y su planteamiento de la acción -desde la singularidad de cada individuo hacia el entramado colectivo- ligado al discurso, podría verse cómo afrontar el actual tiempo político, en el cual, la credibilidad de quienes gobiernan y, en consecuencia, toman las decisiones, no pasa por su mejor momento.

¿Cuál es el sentido de la política sino la vocación de servicio público? Me lo pregunto, especialmente, en estos días de excesos de confrontación y sobreactuación cuando se acaba de cumplir el primer mes desde la trágica dana. Porque, en algún momento, tendremos que hablar de aquello que también se llevó la riada: la credibilidad de la política. El pueblo no salva al pueblo, lo hace la política. Sin embargo, parece que tenga que salir al rescate de esta. Digamos, el compromiso que como sociedad tenemos en la obligada apelación a que se restablezcan los principios que deben regir su ejercicio.

Hoy la política vive como alojada en una caricatura de sí misma, no en un sentido estético sino grotesco. Una suerte de deformación de lo que debería ser cuyo ejemplo más claro es el de la confrontación partidaria a cuenta de la tragedia. Y la palabra, que es el corazón que bombea la creación de las ideas, no puede seguir utilizándose contra las reglas del juego de una sociedad democrática generando desconfianza. La ilusión hoy reside en el pueblo; no como elemento de abolición de la política sino de reivindicación y exigencia para su recuperación.

La política es todo y todo está en la política, lo virtuoso y lo injusto. Quiero pensar que hay esperanza. Estos días en los que escucho y leo muchas cosas, algunas entre líneas, me quedo con aquellas que me trasladan a la ensoñación de que algo bueno es posible: superar esa caricatura y recuperar el sentido de la política.

Tracking Pixel Contents