Opinión | Dia Internacional del Voluntariado

Voluntarias de Fundación por la Justicia

Voluntad de hacer. Apoyo para dar.

“Después del verbo 'amar', 'ayudar' es el verbo más hermoso del mundo”, esta cita que corresponde a la pacifista y escritora austriaca Bertha von Suttner, primera mujer distinguida en 1905 con el Premio Nobel de la Paz, podría resumir el sentimiento que llama a la acción del voluntariado, al que desde estas líneas queremos celebrar y agradecer.

Hoy, en el Dia Internacional del Voluntariado, recordamos, en palabras del Secretario General António Guterres, la necesidad de “comprometernos en garantizar que todas las personas puedan prestar su energía a fin de forjar un futuro mejor para todos y para el planeta que compartimos”.

Palabras que cobran mayor sentido en nuestro entorno desde el pasado 29 de octubre, y a las que la sociedad civil con su impresionante respuesta ha dado un nuevo significado, poniendo en valor que el dolor une, que la entrega salva, y que las leyes y el derecho están para protegernos.

En el mundo que compartimos, global, conectado, pero al tiempo desigual, vulnerable y peligrosamente incierto, la movilización de las acciones de voluntariado por parte de las instancias nacionales e internacionales es primordial para que nos impliquemos unos con otros y cada uno en su medida, porque somos ocho mil millones de personas que precisamos, cada una de nosotras, nuestra cuota de derechos, de paz y de condiciones de vida y desarrollo.

Hace casi cuatro siglos, John Milton, mientras buscaba la esperanza en su Paraíso perdido, reclamaba en el Parlamento inglés “denme la libertad para saber, pensar, creer y actuar libremente de acuerdo con la conciencia, sobre todas las demás libertades”. Una aspiración aplicable a cualquier iniciativa humana que busque en su conciencia y obre según ella.

En este sentido, merece recordar que millones de personas de todo el mundo dedican su valioso tiempo y esfuerzos al servicio voluntario. Un servicio humano, personal, libremente escogido que no tiene precio, pero si mucho valor; una labor informada por capacidades esencialmente humanas como la empatía y la solidaridad.

Este año la efeméride coincide con unas circunstancias que nos afectan muy directamente. Miles de voluntarios, jóvenes, mayores, personas de toda condición, se han volcado en nuestro entorno más cercano con Voluntad de Hacer y Apoyo para Dar. Cabe destacar la enorme ayuda que han recibido cientos de personas damnificadas a quienes los voluntarios y voluntarias han tendido una mano entre el lodo y la oscuridad, muchas veces contra barreras incomprensibles o, lo que es peor, en el caso de las organizaciones portadoras de ayuda, haciendo frente a bulos que buscan ensuciar las acciones humanitarias.

Todo nos toca muy de cerca; y todo tiene que ver con los valores esenciales de solidaridad, igualdad, respeto, independencia, transparencia y compromiso con la sociedad, que Fundación por la Justicia comparte con el Voluntariado, al que acompaña tanto en su crecimiento personal, como en el desempeño de sus funciones y la vocación de servicio en favor de todas las personas, especialmente de las más vulneradas.

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